El Gran Baño en Villa Mascotera
Había una vez en el tranquilo vecindario de Villa Mascotera, un perro llamado Javier, una mangosta llamada Valga y un gato llamado José. Estos tres amigos vivían juntos en una casita muy acogedora.
Un día soleado, mientras jugaban en el jardín, Javier, Valga y José sintieron unas ganas tremendas de ir al baño. Pero había un problema: su casa solo tenía un baño y todos lo necesitaban al mismo tiempo.
Javier dijo con entusiasmo: "¡Chicos! ¡Podemos solucionar esto! Vamos a hacer una competencia para ver quién llega primero al baño!". Los otros dos amigos asintieron emocionados.
Así que los tres se pararon frente a la puerta del baño y Javier gritó: "¡Listos, ya!" Y comenzaron la carrera hacia el interior de la casa. José era veloz como un rayo y corrió tan rápido como sus patitas le permitían.
Sin embargo, cuando llegó al pasillo, se encontró con una pelota que había dejado rodando por allí días atrás. ¡Zas! Tropezó y cayó al suelo. Valga aprovechó este momento para tomar la delantera. Saltaba ágilmente sobre los muebles mientras avanzaba hacia el objetivo final.
Pero justo cuando estaba a punto de llegar al baño, escuchó unos ruiditos provenientes de la cocina. Curiosa como siempre fue Valga hasta allá para investigar qué ocurría. Se encontró con un ratoncito asustado escondido detrás del refrigerador.
Valga no pudo resistirse e intentó jugar con él durante unos minutos antes de recordar su necesidad urgente. Mientras tanto, Javier no era el más rápido ni el más ágil, pero tenía un plan.
Decidió buscar una alternativa al baño principal y se dirigió a la parte trasera de la casa, donde había un pequeño bañito para mascotas en el jardín.
¡Eureka! Justo cuando estaba a punto de llegar al jardín, vio a Valga jugando con el ratoncito y José intentando levantarse después de tropezar con la pelota. Sin dudarlo, Javier corrió hacia ellos y les explicó su descubrimiento. "¡Amigos! ¡Encontré una solución! Tenemos otro baño en el jardín", exclamó Javier emocionado.
Valga y José se miraron sorprendidos pero felices por esta idea tan ingeniosa. Los tres amigos corrieron rápidamente hacia el pequeño bañito del jardín y pudieron satisfacer sus necesidades sin problemas. Luego regresaron a la casita sonrientes y satisfechos.
Desde aquel día, Javier, Valga y José aprendieron que trabajar en equipo siempre es mejor que competir entre sí. Descubrieron que ayudándose mutuamente podían encontrar soluciones incluso en situaciones difíciles como esta. Y así fue como estos tres amigos demostraron que la amistad verdadera prevalece sobre cualquier obstáculo o problema.
Desde entonces, nunca más tuvieron problemas para ir al baño porque aprendieron a compartir y colaborar entre ellos. La lección que nos deja esta historia es que cuando trabajamos en equipo podemos lograr grandes cosas.
Y aunque cada uno tenga sus propias necesidades e intereses, siempre hay espacio para ayudarnos y apoyarnos mutuamente.
FIN.