El Gran Banquete de Coco el Cocodrilo



Había una vez, en un extenso y soleado pantano, un cocodrilo llamado Coco. Coco tenía un gran apetito y un carácter muy peculiar. Un día, cuando el sol brillaba intensamente, decidió que era hora de un gran banquete.

"- Hoy quiero probar algo diferente!", exclamó Coco, moviendo su cola con emoción.

"- ¿Qué será?", se preguntó su amiga la tortuga Tula, que siempre era muy cautelosa. "- Tené cuidado, Coco. No todo lo que parece rico es bueno para vos!"

Pero Coco no le prestaba mucha atención y, al poco tiempo, decidió que quería probar el sabor de un perro. Así que se acercó a la orilla del lago, donde había un pequeño y juguetón perro llamado Max.

"- ¡¡Hola, Max! ! Vení, vení para jugar!", le gritó Coco.

"- ¡No, Coco! No quiero jugar, ¡tenes cara de querer hacer travesuras!", ladró Max, mientras corría hacia un árbol.

Coco se sintió un poco triste porque solo quería un amigo, no asustar a nadie. Así que decidió ir más lejos y, de repente, vio algo enorme en la selva. Era un elefante llamado Eli, que estaba disfrutando de un baño.

"- ¡Hola, Eli! ¡Vení a jugar!", lo llamó Coco, tratando de sonar amistoso.

"- ¿Jugar? ¿Con vos? ¡Que raro!", dijo Eli mientras levantaba una ceja. "- No tengo muchas ganas de arriesgarme."

Coco se dio cuenta de que todos lo temían, y en lugar de sentirse mal, pensó en hacer algo grandioso. "- ¿Saben qué? Voy a invitar a todos a un banquete para mostrarles que no soy peligroso. ¡Voy a hacer una fiesta!"

Coco se puso a trabajar. Con ayuda de Tula, organizaron el lugar, decoraron con flores y prepararon platos llenos de frutas y verduras.

"- ¡Esto se ve genial!", dijo Tula, emocionada.

"- Sí! Y podrán probar muchas cosas ricas. ¡No habrá ningún perro aquí!", se rió Coco, sintiéndose orgulloso.

El día de la fiesta, llegaron animales de todas partes: patos, ciervos, hasta la tímida ardillita Ana. Pero no veían al gran elefante Eli. Hasta que Coco, al notar su ausencia, dijo:

"- ¡Voy a buscar a Eli! He de traerlo para que pruebe todo lo rico que preparé."

Coco nadó con rapidez y, cuando llegó a donde estaba Eli, le gritó:

"- ¡Eli! ¡Vení a mi fiesta! Estás invitado y prometo que no haré travesuras."

"- Bueno, está bien… Pero si te comes algo raro, no me digas que no te avisé. ¡Soy un poco escéptico!", respondió Eli, acercándose lentamente.

Cuando Eli llegó a la fiesta, los animales estaban un poco reticentes, pero Coco se aseguró de que todo fuera seguro. Pronto, la música empezó a sonar y todos comenzaron a bailar. Eli, sorprendido por la buena onda, incluso comenzó a moverse a su manera, ¡y todos se rieron!"- ¡Mirá! Coco no quiere comernos. Solo quiere compartir. ¡Es el mejor cocodrilo!", exclamó Tula mientras aplaudía.

Eli comprendió que Coco solo quería amigos y que su gran apetito podía canalizarse en algo positivo. "- Coco, prometo que de ahora en más te daré una oportunidad. ¡Eres más que un cocodrilo, eres un gran organizador de fiestas!",

Coco se sonrojó un poco, feliz de haber hecho nuevos amigos. El banquete fue un suceso, lleno de risas, juegos, y mucha comida. Todos disfrutaron de la fiesta. Desde ese día, Coco no volvió a pensar en comerse a un perro o a un elefante. En su lugar, había encontrado algo mucho más importante: la amistad.

Y así, Coco el cocodrilo aprendió que compartir y ser amable hace a los mejores banquetes de todos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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