El Gran Banquete de los Animales
En un colorido bosque donde los árboles susurraban secretos y el viento jugaba con las hojas, vivía una pequeña ardilla llamada Lila. Lila era conocida por ser muy juguetona y siempre tenía un plan en mente. Un día, mientras buscaba bellotas para almacenar, se encontró con un grupo de animales reunidos alrededor de un gran tronco caído.
"¡Hola, amigos! ¿Qué están haciendo aquí?" - preguntó Lila.
El sabio búho Don Búho, que estaba a cargo de la reunión, la miró con sus grandes ojos.
"Lila, estamos hablando sobre cómo nos afecta la comida que desperdiciamos. Muchos de nosotros tiramos restos de comida sin pensar, y esto afecta nuestro hogar y a nuestros amigos del bosque" - dijo Don Búho.
Lila se rascó la cabeza, confundida.
"Pero, ¿por qué es tan importante? Siempre hay frutas y semillas para todos, ¿no?" - replicó.
Don Búho suspiró y continuó.
"Cuando tiramos comida, estamos perjudicando a otras criaturas que dependen de esos restos. Además, los restos se pudren y eso hace que nuestra casa se llene de olores desagradables y bacteria, ¡y hay animales que podrían enfermarse!"
Lila nunca había pensado en eso. En ese instante, decidió escuchar y entender más.
"¿Qué podemos hacer para evitar eso?" - preguntó Lila, intrigada.
Don Búho sonrió.
"Podemos aprender a aprovechar mejor nuestra comida. Si todos compartimos y nos cuidamos unos a otros, haremos de este bosque un lugar más bonito y saludable" - dijo.
Los animales se pusieron a pensar. Pomelo, el conejo saltarín, se animó.
"¡Podríamos hacer un gran banquete con la comida que no usamos!" - propuso.
Lila, emocionada, saltó.
"¡Sí! Así no solo no desperdiciamos, sino que también pasamos un buen rato juntos!" - gritó.
Y así fue como los animales comenzaron a preparar un gran banquete en el bosque. Recolectaron todo tipo de semillas, frutas y vegetales de las sobras de cada uno. Lila, muy entusiasta, hizo carteles para recordarles a todos sobre la importancia de no desperdiciar.
"¡Acordémonos de compartir, amigos!" - decía cada cartel.
El día del banquete llegó. Todos se reunieron bajo el gran árbol de manzanas, y la mesa cubierta de coloridos platillos brillaba bajo el sol. Lila miró desde su lugar, asombrada.
"Miren cuánto tenemos gracias a los restos que cuidamos y compartimos. ¡Esto es maravilloso!" - decía.
Los animales festejaron con risas y juegos mientras se deleitaban con la comida. Sin embargo, en medio del banquete, un pequeño ratoncito, llamado Tito, se sentó apartadito, triste.
Lila lo miró.
"¿Qué te pasa, Tito?" - le preguntó.
"Me quedé sin comida porque la tiré la otra vez..." - respondió Tito, cabizbajo.
"No te preocupes, Tito. Hoy todos compartimos. Ven, únete a nosotros. Hay suficiente para todos" - le aseguró Lila.
Tito sonrió, y al unirse, sintió que no pasaba nada por haber botado food, porque un nuevo esfuerzo podía hacer que todos tuvieran lo mejor.
Cuando el banquete terminó, todos estaban llenos y contentos. Lila subió a la rama más alta del gran árbol e hizo un brindis con sus amigos.
"¡Por un bosque sin desperdicios!" - exclamó.
Todos aplaudieron y gritaron de alegría.
Don Búho se acercó a Lila.
"Ves, pequeña, cada acto cuenta. Compartir es cuidar nuestro hogar y a nuestros amigos" - le dijo de manera sabia.
Lila, llena de alegría y conocimiento, preparó un plan para seguir compartiendo y ayudando a otros a no desperdiciar comida. Desde ese día, la ardilla se convirtió en la guardiana del bosque, recordando en cada encuentro que la comida era un tesoro que debía cuidarse y compartirse. Y así, todos vivieron felices, recordando siempre a Lila y su Gran Banquete, donde la amistad y la responsabilidad por el entorno fueron los verdaderos protagonistas.
Y de este modo, no solo disfrutaron del bosque, sino que también aprendieron a cuidar de él.
FIN.