El gran banquete de Ravi, Gato y Pato
Había una vez en un tranquilo pueblo, un cocodrilo doméstico llamado Ravi. A diferencia de los cocodrilos de los cuentos, Ravi era amistoso y adoraba comer cosas deliciosas. Vivía en un hermoso jardín, donde también habitaban un astuto gato llamado Miau y un alegre pato llamado Cuac.
Un día, Ravi tuvo una idea brillante.
"Hoy podríamos organizar un gran banquete para celebrar nuestra amistad", dijo Ravi moviendo su cola emocionado.
"¡Sí! ¡Eso suena genial!", exclamó Miau con su voz juguetona.
"¡Qué buena idea! Puedo buscar algunos granos y verduras", añadió Cuac, aleteando felizmente.
Los tres amigos comenzaron a recopilar comida. Miau corrió hacia el mercado del pueblo, mientras Cuac buscó en el estanque algunas plantas acuáticas sabrosas. Ravi, por su parte, se dedicó a recoger chochitos y lianas para adornar el lugar.
Cuando todos regresaron, la mesa estaba repleta de manjares: granos crujientes, hierbas frescas, frutas jugosas y hasta un poco de pescado.
"Miren lo que traje", dijo Miau orgulloso, mostrando un par de sardinas brillantes.
"¡Son deliciosas!", aclamó Cuac.
"¡Este banquete va a ser increíble!", sonrió Ravi.
Pero al empezar a comer, Ravi se dio cuenta de que las sardinas no eran de su gusto.
"A mí no me gusta tanto el pescado", admitió Ravi, algo apenado.
"¿Y qué podemos hacer?", preguntó Cuac.
"Podemos cambiarlo por otras cosas que te gusten", sugirió Miau.
Entonces decidieron intercambiar comida. Miau ofreció algunas de sus verduras por el pescado, y Ravi le trajo una fruta que había encontrado al pie del árbol.
"Esto es muy divertido", dijo Cuac mientras disfrutaba de un plato lleno de granos y hojas frescas.
Sin embargo, después de un rato, Miau comenzó a tener un poco de hambre de nuevo.
"Creo que necesito más comida. Este banquete no puede acabar ahora", dijo.
"¡Quizás deberíamos invitar más amigos!", sugirió Cuac.
"Eso es una genial idea", dijo Ravi, "¿quién más podría unirse a nuestra celebración?"
Así que decidieron invitar a más animales del bosque: a un alegre conejo, un pajarito curioso y una tortuguita sabia. Todos llegaron entusiasmados, trayendo sus propios platillos.
"¡Traje zanahorias!", dijo el conejo.
"¡Yo tengo semillas de girasol!", dijo el pajarito.
"He traído un plato de algas saludables", añadió la tortuga sonriendo.
El banquete se transformó en una gran fiesta. Todos los animales compartieron sus comidas y se rieron juntos.
"Miren todo lo que hemos logrado al compartir", dijo Miau.
"¡Claro! La felicidad se multiplica cuando la compartimos", agregó Ravi.
"Como los granos que trajo Cuac, que dan sabor a todo", concluyó el pajarito.
Al final del día, todos se sintieron realizados y alegres. Ravi, Miau y Cuac aprendieron que no solo era importante tener buena comida, sino también buenos amigos con quienes compartirla. Y de esa manera, entre risas y platillos, terminaron la velada prometiendo hacer más banquetes en el futuro.
Y así, el pequeño pueblo nunca olvidó la historia de la mejor fiesta que reunió a tan distintos amigos en torno a una mesa llena de delicias.
Moraleja: La amistad es la mejor de las recetas, y compartir la comida puede unir a muchos corazones.
FIN.