El Gran Bosque y el Oso Tenebroso



Era un hermoso día en el bosque, y Hans, Lalo y Diego decidieron ir a explorar. Sin embargo, un rumor había comenzado a circular entre los animales: un oso tenebroso había aparecido en la zona, y todos estaban un poco asustados. Pero los tres amigos no dejaron que el miedo los detuviera.

Cada uno decidió aventurarse por su cuenta en busca de un lugar especial que habían escuchado de otros animales. Hans, muy curioso, se adentró por un camino lleno de flores a sus costados.

"¡Qué bonito es este lugar!" - exclamó Hans mientras miraba las mariposas que bailaban a su alrededor.

Lalo, el más astuto del grupo, escogió un sendero que conducía hacia un arroyo.

"Aquí podré refrescarme y tal vez pescar algo para el almuerzo" - pensó, sonriendo con confianza.

Diego, quien siempre estaba en busca de aventuras emocionantes, tomó el camino hacia la cima de una colina.

"Desde allí podré ver todo el bosque" - dijo con entusiasmo, sin saber que el oso tenebroso también estaba cerca.

Mientras exploraban, las nubes comenzaron a cubrir el sol, y un viento fuerte sacudió las ramas de los árboles. Los amigos, cada uno en su mundo, empezaron a escuchar un ruido extraño. Era un rugido profundo que hacía retumbar el suelo.

"¡Qué fue eso!" - pensó Hans, asustado, al recordar lo que le habían dicho sobre el oso.

"Tengo que encontrar a Hans y Diego!" - se dijo Lalo mientras dejaba de lado su caña de pescar.

"¡Ay no! ¿Qué es eso?" - Exclamó Diego mientras comenzaba a descender de la colina, todavía con la curiosidad sobre lo que había escuchado.

Los tres amigos se encontraron finalmente en un claro del bosque, cada uno con su corazón latiendo rápido.

"¡Me alegra verlos!" - dijo Hans "Escuché un rugido, y pensé que era el oso."

"Yo también escuché lo mismo" - respondió Diego, con su voz temblorosa.

"¡Tenemos que estar juntos! Después de todo, el trabajo en equipo nos hará más fuertes" - sugirió Lalo, recordando lo que su mamá siempre le decía.

Después de un rato, decidieron que era hora de actuar. No querían ser unos bebés y dejarse llevar por el miedo.

"Vayamos a ver qué está pasando, pero juntos" - propuso.

Caminaban cuidadosamente, guiándose mutuamente, hasta que llegaron a un claro donde encontraron al oso tenebroso... ¡llorando!"¿Por qué lloras, oso?" - preguntó Lalo, con valentía.

El oso, sorprendió por la amabilidad de los tres amigos, levantó la vista.

"¡Ay, amigos!" - sollozó "Me siento solo y asustado, nadie quiere jugar conmigo porque piensan que soy tenebroso. Pero solo soy un oso que quiere amigos."

Los amigos se miraron entre sí, y un nuevo entendimiento se formó en sus corazones.

"¡No eres tenebroso! Eres un oso que necesita compañía!" - dijo Hans.

"Podemos jugar juntos, si quieres," - agregó Diego, mientras se acercaban al oso.

"¿De verdad?" - preguntó el oso, limpiándose las lágrimas.

"Sí, todos en el bosque somos amigos, y cando nos unimos, ¡no hay nada que temer!" - Afirmó Lalo, dando el primer paso hacia el oso.

El oso se iluminó y, por primera vez en mucho tiempo, sonrió. Desde aquel día, Hans, Lalo, Diego y el oso comenzaron a jugar juntos.

El bosque se llenó de risas, y todos aprendieron que no se debe juzgar a alguien por su aspecto, y que los amigos son quienes te aceptan y te quieren por quien eres.

Ahora, cada vez que escuchaban un rumor sobre un oso tenebroso, sabían que estaba justificado a ser aceptado y querido. El verdadero valor está en el corazón, y juntos hicieron del bosque un lugar más alegre.

Y así, cada vez que se veían en el bosque, cantaban juntos: "Los verdaderos amigos siempre están, no importa si eres un oso o un humano, ¡solo tienes que intentar!"

FIN.

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