El Gran Cambio de Sofía
Era un día soleado cuando Sofía se despertó con una mezcla de emoción y nervios. Hoy era el primer día en su nuevo colegio.
"Mamá, ¿y si no me hacen amigos?" - preguntó Sofía mientras se vestía rápidamente.
"Sofía, siempre es difícil el primer día, pero tenés que recordar que todos en la clase también están un poco nerviosos. Quizás haya otros nuevos como vos." - le respondió su mamá con una sonrisa.
Sofía tomó un profundo respiro y se armó de valor. Al llegar al colegio, se dio cuenta de que el patio estaba lleno de niños riendo y jugando.
"Oh, no..." - murmuró Sofía mientras sentía un nudo en el estómago.
Al entrar al aula, la maestra, la señorita Rosa, le dio una cálida bienvenida.
"Bienvenida, Sofía. Estoy segura de que te vas a llevar muy bien con tus compañeros. ¿Te animás a presentarte?"
Sofía miró a su alrededor y, aunque se sentía un poco tímida, decidió hacerlo.
"Hola, soy Sofía y vine de otro colegio. Me gusta dibujar y jugar al fútbol." - dijo, tratando de sonar segura.
Los otros niños la miraron con curiosidad, pero nadie dijo nada. Sofía sintió que su corazón se hundía un poco.
Al final de la clase, Sofía se sentó sola en el rincón del patio. Entonces, un chico de su clase, Mateo, se acercó.
"¿Por qué estás sola?" - preguntó con una sonrisa.
"No tengo amigos todavía..." - respondió Sofía.
"Yo tampoco. A veces es difícil hacer nuevos amigos. Pero sé a quién podemos preguntar para jugar juntos. ¡Vení!" - dijo Mateo.
Sofía sintió un destello de esperanza y lo siguió. Mateo llevó a Sofía a donde algunos chicos estaban jugando a la pelota.
"Chicos, esta es Sofía. Es nueva y dice que le gusta jugar al fútbol. ¿Quieren jugar juntos?" - propuso Mateo.
El grupo se miró y luego uno de ellos, Lucas, sonrió.
"¡Claro! Vengan todos. El más alto puede ser el arco y el que meta gol, es el rey de la cancha. Sofía, ¿te animás a ser el arco primero?"
"¡Sí!" - saltó Sofía, sintiendo que la alegría volvía a ella. Jugaron todos juntos durante un rato, riendo y corriendo por el patio.
Al final del recreo, Sofía se dio cuenta de que había hecho nuevos amigos.
"Gracias, Mateo. Me alegra haber charlado contigo. Me sentía muy sola al principio." - le dijo Sofía.
"No hay de qué. A veces solo hay que dar ese primer paso. Y, si necesitas ayuda en el colegio o en algo, no dudes en decírmelo. Todos hemos estado allí."
Durante las siguientes semanas, Sofía se fue adaptando más y más a su nuevo colegio. Cada día se animaba un poco más hasta que un día, la señorita Rosa le ofreció liderar un proyecto sobre sus cosas favoritas.
"Sofía, creo que tenés muchas ideas que compartir y sería genial que fueras la encargada. ¿Te gustaría?" - le preguntó la maestra.
Sofía dudó por un momento, recordando su primer día. Pero luego sonrió.
"¡Sí! Quiero hacerlo. ¡Gracias, señorita Rosa!" - respondió con entusiasmo.
Sofía pasó los siguientes días preparando el proyecto, hablando con sus compañeros y ayudándolos a compartir también sus ideas. El día de la presentación, se sintió nerviosa nuevamente, pero al mirar a sus amigos sonriéndole desde la audiencia, un nuevo valor la llenó.
"Hoy les voy a contar sobre tres cosas que me encantan: dibujar, jugar al fútbol y las aventuras en la naturaleza..." - comenzó, mientras todos la miraban con atención.
Al terminar su presentación, la clase la aplaudió y Sofía sintió que realmente pertenecía a ese grupo de amigos. Al finalizar el año escolar, sus amigos le organizaron una pequeña fiesta de despedida.
"Sofía, sos parte de nosotros. Nunca dudes de lo que podés lograr. ¡Eras una gran amiga para todos!" - le dijo una de sus compañeras, Ana.
Sofía sonrió, recordando cómo había sido su primer día.
"Gracias a todos. Nunca olvidaremos las aventuras que compartimos. ¡Y les prometo que seguiré siendo la reina de la cancha!"
Y así, Sofía aprendió que hacer nuevos amigos no era tan difícil como parecía, y que cada cambio, por difícil que fuera, podía traer cosas hermosas si uno estaba dispuesto a abrir su corazón. Al final, cada nuevo comienzo puede ser una gran aventura.
FIN.