El gran cerco de Alex
En un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes, vivía un joven llamado Alex, un soñador y amante de la naturaleza. Un día, decidió que era hora de cercar su jardín, donde quería plantar flores de todos los colores y árboles frutales. "Este será mi pequeño paraíso,"- pensó mientras miraba el amplio espacio que tenía disponible.
Para que su proyecto fuera perfecto, Alex necesitaba cercar un área rectangular con alambre, el cual tendría que pasar por los postes anclados al terreno tres veces.
Primero, se sentó a pensar en las medidas del terreno. Recordó que el largo era 30 metros menor que el doble de su ancho. Así que se le ocurrió que si llamaba **a** al ancho y **l** al largo, podía escribirlo así: **l = 2a - 30**. Pero eso no era todo. El área del terreno debía ser de 10, 400 metros cuadrados. Él sabía que el área se calculaba como ancho por largo, entonces: **a * l = 10, 400**.
Sustituyendo la expresión del largo, le quedó: **a * (2a - 30) = 10, 400**. "¡Eso es un poco complicado!"- exclamó mientras empezaba a despejar la ecuación. Con un lápiz y un papel, Alex comenzó a resolverlo:
**2a² - 30a - 10, 400 = 0**.
Recordó lo que su maestro le había enseñado sobre ecuaciones cuadráticas y rápidamente aplicó la fórmula:
**a = [-b ± sqrt(b² - 4ac)] / 2a**;
donde **a = 2, b = -30, c = -10, 400**.
Resolviendo, encontró que el ancho era de 80 metros. Entonces, usando el largo que había calculado, se dio cuenta de que **l = 2*80 - 30 = 130 metros**.
"¡Lo logré!"- se emocionó, sabiendo que ahora podía calcular el perímetro para saber cuánto alambre necesitaba.
El perímetro de un rectángulo se calcula como:
**P = 2(l + a)**.
Entonces, en su caso:
**P = 2(130 + 80) = 2(210) = 420 metros**.
Pero Alex tenía que considerar que el alambre pasaría por los postes tres veces. Entonces, multiplicó el perímetro por 3:
"Necesito 1, 260 metros de alambre para cercar mi jardín,"- dijo con una gran sonrisa.
Con su lista en la mano, salió al mercado a comprar todo lo que necesitaba. Mientras caminaba, se encontró con su amiga Ana, quien estaba muy preocupada. "¿Qué pasa, Ana?"- le preguntó.
"No puedo encontrar a mi gato, se ha perdido en el bosque,"- respondió con tristeza.
"¡Vamos a ayudar a encontrarlo!"- propuso Alex.
Así que juntos, se adentraron en el bosque y comenzaron a llamar a su gato: "¡Toby, Toby!"- gritaron.
Mientras buscaban, Alex tuvo una idea. "Podemos hacer un cartel grande con una foto de Toby y ponerlo en la entrada de la aldea. ¡Seguro que alguien lo verá!"-
Ana se iluminó. "¡Eso es genial!"-
Después de varias horas de búsqueda, tuvieron éxito. Una vecina les informó que había visto a Toby en su jardín. "¡Gracias, señora!"- gritaron mientras corrían hacia su casa.
A su regreso, la sensación de satisfacción llenó a Alex. Había logrado calcular el alambre para su cerco y ayudar a su amiga a encontrar a su querido gato.
"Hoy ha sido un gran día, ¿no crees, Ana?"- dijo con una sonrisa.
"Sí, gracias, Alex. Siempre encuentras maneras de resolver los problemas,"- respondió ella.
Y así, con su jardín cercado y el gato a salvo, Alex aprendió que ayudando a los demás también se podía encontrar la felicidad. Su pequeño paraíso estaba a punto de florecer, tanto como su amistad con Ana.
FIN.