El Gran Certamen de la Felicidad



En la escuela primaria 'Los Arcos', los días eran alegres y llenos de risas. Los chicos y chicas del cuarto grado siempre iban entusiasmados a clase, listos para aprender algo nuevo. La maestra Rosa, con su sonrisa radiante y su energía contagiosa, sabía cómo hacer que cada lección fuera emocionante.

Un día, mientras los alumnos estaban en recreo, la maestra Rosa anunció algo especial.

"Queridos estudiantes, ¡tengo una sorpresa! Vamos a participar en el Gran Certamen de la Felicidad que se celebrará en nuestra ciudad. Es una competencia donde las escuelas muestran sus proyectos sobre lo que significa la felicidad para ellos. ¡Estamos a tiempo de prepararnos!"

Los chicos miraron a la maestra con asombro. La idea de representar a su escuela en un certamen era emocionante, pero también un poco intimidante.

"¿Y cómo vamos a hacer para ganar, maestra?" preguntó Lucas, un niño siempre entusiasta.

"¡Esa es la actitud, Lucas! Cada uno de ustedes deberá pensar en lo que les hace felices. Después, trabajaremos en grupos para crear algo que muestre nuestra idea de la felicidad. Puede ser un mural, una obra de teatro o incluso una canción. ¡Las posibilidades son infinitas!"

Los alumnos comenzaron a discutir ideas entre ellos. Cami quería hacer un mural gigante lleno de colores, mientras que Sofía prefería escribir una canción sobre la amistad.

"Yo creo que la felicidad está en compartir momentos divertidos con nuestros amigos. Podríamos hacer una obra de teatro sobre eso, ¿no?" propuso Tomi.

La maestra Rosa, emocionada por su participación, dijo:

"¡Esa es una gran idea, Tomi! ¿Por qué no lo hacen cada uno de sus grupos? Así podremos ver diferentes visiones de la felicidad."

Así fue como comenzó la magia. En los días siguientes, los niños comenzaron a trabajar con ahínco. Con la ayuda de un practicante de arte, Juan, que estaba en la escuela para ayudarlos con sus proyectos, las ideas comenzaban a tomar forma.

"Recuerden, chicos, la felicidad es algo que cada uno siente de manera diferente. No tengan miedo de ser creativos y usar su imaginación".

Los grupos comenzaron a coordinar ensayos y bocetos. Sin embargo, a medida que avanzaban las semanas, algunos grupos empezaron a enfrentar dificultades. Cami y su grupo, por ejemplo, no podían decidir qué colores usar en el mural.

"No podemos seguir así. Vamos a perder" se quejaba Cami angustiada.

Entonces Juan, el practicante, decidió intervenir.

"¿Y si lo hacemos más divertido? ¿Por qué no traen una foto que les recuerde un momento feliz y la usan como inspiración?"

Eso encendió la chispa de la creatividad. Pequeñas anécdotas comenzaron a surgir. Recordaron el día que fueron al parque juntos, la fiesta de cumpleaños de Lucas y la vez que ayudaron a sus padres a cocinar. Cada recuerdo se transformó en un color, una forma, una risa que quisieron plasmar en su proyecto.

Por otro lado, Tomi y su grupo se enfrentaron a otro obstáculo: la falta de confianza.

"No sé si lo haremos bien. ¿Y si a la gente no le gusta?" expresó Sofía.

Fue entonces cuando Juan les preguntó:

"¿Qué tal si primero lo representan solo entre ustedes? Si se ríen y lo disfrutan, el resto lo hará también."

Bajo esa consigna, se animaron a actuar su pequeña obra de teatro frente a sus compañeros, y ¡funcionó! Se sintieron libres y la emoción de la risa les dio aliento para seguir adelante.

Finalmente, llegó el día del certamen. Los grupos presentaron sus trabajos, y cada uno se destacó de una manera especial. El mural de Cami era un festival de colores que irradiaba alegría, y la obra de Tomi llenó el ambiente de risas y aplausos.

"¡Me encanta cómo todos mostraron su propia idea de la felicidad!" dijo la maestra Rosa, con lágrimas de emoción en los ojos.

Al final de la jornada, todos estaban nerviosos por el anuncio del ganador.

"¡Y el premio a la mejor presentación del Gran Certamen de la Felicidad va para... todos ustedes!" anunció el jurado, una sonrisa en sus rostros.

Los niños no podían creerlo.

"¿Todos? ¿Cómo es eso?" preguntó Lucas, atónito.

"La felicidad no se trata solo de ganar, se trata de disfrutar el proceso y compartirlo. Cada uno de ustedes mostró su visión única de lo que la felicidad significa. Y eso es lo más importante".

Así, aunque no había un solo ganador, todos regresaron a casa con un premio en el corazón, el extraordinario recuerdo de lo que significa la felicidad y el trabajo en equipo.

Desde ese día, en la escuela 'Los Arcos' aprendieron que ser feliz es un viaje, no un destino. Y lo mejor de todo, lo vivieron juntos.

FIN.

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