El Gran Circo de la Amistad



En un pequeño pueblo vivía un circo lleno de colores y sorpresas: El Gran Circo de la Amistad. Sus tres grandes estrellas eran Max el malabarista, Clara la bailarina y Rocco el domador. Estos tres amigos compartían no solo su amor por el circo, sino también un profundo vínculo de amistad.

Una mañana, mientras se preparaban para un nuevo espectáculo, Max exclamó: - ¡Mirá las nuevas pelotas que compré! ¡Son genial! - y empezó a lanzar las pelotas al aire, haciendo trucos muy ingeniosos. Mientras tanto, Clara ensayaba sus pasos de baile bajo una carpa llena de luces brillantes. - ¡Max, ten cuidado! - le dijo preocupada mientras él realizaba un triple giro con las pelotas.

Pero, en medio del entusiasmo, una de las pelotas salió disparada, golpeando el sombrero de Rocco, que estaba sentado en la esquina, ensayando su número con los leones. - ¡Ey! ¿Qué te pasa, Max? - exclamó Rocco, pero se rió al ver la cara de sorpresa de su amigo.

No obstante, el uno y el otro no se dieron cuenta de que los leones, asustados del ruido, decidieron escapar. - ¡Rocco! - gritó Clara mientras bailaba y se daba cuenta de que los leones estaban sueltos. - ¡Tienes que calmarlos! - ¡Ay no! - dijo Rocco, un poco nervioso, pero se armó de valor y corrió hacia ellos.

Mientras tanto, Clara dejó de bailar y corrió atrás de un león que se había quedado cerca de la comida. - ¡Ven aquí, amigo! - lo llamó con dulzura. Max, viendo lo que sucedía, recordó su destreza con las pelotas y tuvo una idea.

- ¡Voy a tirar las pelotas hacia ellos! - Se posicionó bien y comenzó a lanzar las pelotas de forma que llamaran la atención de los leones. Rocco, que ya había logrado, con algunos sacrificios, contener a uno de los leones, miró a Max y gritó: - ¡Eso es, amigo! ¡Distráelos para que no se escapen!

La estrategia funcionó, los leones se interesaron en las pelotas y empezaron a saltar tras ellas. Clara, por su lado, se unió a Max haciendo girar y bailar una banderita colorida para llamar su atención. Así, entre los tres, lograron mantener a los leones ocupados. Finalmente, Rocco alcanzó a meterlos de nuevo en su jaula, con la ayuda de Clara y Max.

Poco después de que todo había vuelto a la normalidad, los tres se sentaron en un banco, cansados pero felices. - ¡Qué aventura! - dijo Clara, riendo. - No sabía que los leones podían ser tan traviesos.

- Sí, pero trabajamos juntos y todo salió bien - añadió Max, mientras se servía un poco de agua.

- Siempre es bueno tener amigos a quienes ayudar - comentó Rocco, quien estaba muy emocionado por el trabajo en equipo que habían realizado.

Al final del día, se dieron cuenta de que la solidaridad es una de las fuerzas más poderosas, porque juntos, siempre podían enfrentar cualquier desafío. Desde ese día, decidieron que siempre estarían ahí el uno para el otro, porque la amistad y el trabajo en equipo es lo que hace brillar la magia del circo.

Así, El Gran Circo de la Amistad se hizo conocido no solo por su increíble espectáculo, sino también por transmitir un gran mensaje: unir fuerzas y ser solidarios hace que cualquier dificultad sea más fácil de superar.

FIN.

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