El Gran Circo de los Movimientos
En un pequeño pueblo llamado Arcoíris, todos los niños soñaban con ser parte del Gran Circo de Movimientos, donde la música y la gimnasia rítmica eran las estrellas del espectáculo. Cada tarde, se reunían en la plaza del pueblo para practicar sus movimientos. Sin embargo, había un niño llamado Tomi que no confiaba en sus habilidades.
- ¡Vamos, Tomi! - gritó Lila, su mejor amiga, mientras hacía giros con los brazos y saltos en el aire. - ¡Hoy es el día de mostrar nuestros cuadrados y círculos!
Tomi miró con nerviosismo a su alrededor. Sus amigos estaban ensayando movimientos corporales con los brazos, pies y cabeza en círculos, mientras reían y se animaban entre ellos.
- No sé si puedo hacer eso. - murmuró Tomi, mirando sus pies.
- Pero tenés que intentarlo. - dijo Lila, acercándose a él. - Recuerda lo que decía la señora Ana: ¡la práctica hace al maestro!
Tomado por la duda, Tomi se sentó en la sombra de un árbol. Mientras observaba a sus amigos, empezó a escuchar la melodía de una canción que sonaba en los altavoces. Era alegre y animada, y sin darse cuenta, empezó a mover sus manos al ritmo de la música. Su cabeza giraba suavemente, y sus pies comenzaron a danzar.
- ¡Eso! - gritaron sus amigos emocionados. - ¡Mové más los brazos!
Tomado por el impulso, Tomi se levantó y se unió al grupo. Hizo movimientos circulares con sus brazos, giró su cabeza y saltó al mismo tiempo. Sintiéndose más seguro, comenzó a improvisar.
- ¡Mirá cómo se mueve! - dijo Juan, otro amigo, con asombro. - ¡Está dando lo mejor de sí!
Pero de repente, mientras giraba, Tomi tropezó y cayó al suelo. La risa alegre que había en el aire fue sustituida por un silencio incómodo. Tomi se sintió avergonzado y a punto de llorar.
- ¡Tomi! - Lila corrió hacia él, extendiéndole la mano. - No importa que hayamos caído. Lo importante es levantarnos.
Tomi tomó la mano de Lila y, con un suspiro profundo, se puso de pie.
- A veces, las caídas son parte del espectáculo. - dijo la señora Ana, quien había venido a verlos. - ¡El Gran Circo de Movimientos se hace más mágico con cada traspie!
Inspira por la confianza de sus amigos y la sabia palabra de la señora Ana, Tomi decidió que no se rendiría.
- ¡Voy a intentarlo de nuevo! - gritó, emocionado.
La música volvió a sonar, y Tomi, en vez de preocuparse por caer, decidió disfrutar de cada paso que daba. Sus brazos giraban como alas, sus pies danzaban sobre la tierra y su cabeza pareció alcanzar el cielo. Todos los niños lo rodearon y comenzaron a imitarlo, creando un maravilloso espectáculo de movimientos juntos.
Esa tarde, aprendieron que en la gimnasia rítmica, como en la vida, lo importante no es sólo el resultado final, sino disfrutar del proceso. Al finalizar el ensayo, la señora Ana aplaudió con entusiasmo.
- ¡Bravo, chicos! ¡Hoy han creado el mejor espectáculo de todos! Y Tomi, aunque hayas caído, te levantaste con más fuerza. Eso es lo que hace un verdadero artista.
Tomi sonrió más que nunca.
- ¡Gracias, Lila! - dijo, abrazando a su amiga. - Gracias a todos por apoyarme.
Y así, el Gran Circo de Movimientos no sólo mostró bellos giros y saltos, sino que también enseñó una lección invaluable sobre la perseverancia y la amistad. Desde ese día, Tomi nunca volvió a dudar de sus habilidades. Cada vez que caía, recordaba que levantarse era parte de lo que hacía su acto aún más especial. Y en el corazón de Arcoíris, el circo nunca dejó de brillar.
FIN.