El Gran Concurso Bicicletero



Mientras el sol comenzaba a ponerse, pintando el cielo de tonos naranjas y rosas, Arisa y Clementina llevaron las bicicletas al parque, justo en un área donde sabían que los chicos pasarían. Se ocultaron detrás de unos arbustos, aguardando con nerviosismo.

"¿Crees que les gusten?" - preguntó Arisa, con los ojos abiertos como platos.

"Yo creo que sí. ¡Son las bicicletas más divertidas del barrio!" - respondió Clementina, con una sonrisa ansiosa.

Ambas habían trabajado arduamente durante toda la semana. Decidieron que el próximo fin de semana se celebraría un concurso de triciclos en el parque. Así que, para ser las mejores, decidieron personalizar sus bicicletas con colores brillantes, pegatinas y campanas que sonaban alegremente. Habían puesto tanto esfuerzo en su proyecto, que el resultado era espectacular.

Esa tarde, mientras esperaban, comenzaron a ver grupos de chicos pasar, pero ninguno notó su escondite.

"Quizá deberíamos salir y mostrarles lo que hicimos" - sugirió Arisa.

"No, primero tenemos que esperar a que se junten más. ¡No podemos dejar que vean nuestras bicicletas solas!" - contestó Clementina, con determinación.

Al cabo de un rato, un grupo de chicos se acercó, pero en lugar de admirar las bicicletas, comenzaron a hablar sobre un nuevo juego que habían traído.

"¡Mirad este juego de mesa que compré!" - dijo uno de los chicos, sacándolo de su mochila.

Las chicas se miraron preocupadas.

"Esto no es justo. ¡Nadie va a prestar atención a nuestras bicicletas!" - lamentó Arisa.

Entonces, se les ocurrió una idea brillante.

"¿Y si hacemos un desfile de bicicletas?" - sugirió Clementina.

Arisa se emocionó de inmediato.

"¡Sí! Podríamos hacer un desfile y al final entregar un premio a la bicicleta más creativa." - añadió, moviendo sus brazos con entusiasmo.

Y así, decidieron salir de su escondite.

"¡Chicos! ¡Espera!" - gritaron al unísono, emergiendo de entre los arbustos.

Los chicos se giraron, sorprendidos.

"¿Qué hacen ustedes ahí?" - preguntó uno, con la mirada curiosa.

"¡Miren lo que hicimos con nuestras bicicletas!" - exclamó Clementina, alzando su bici.

Todo el grupo se acercó, intrigado por la sorpresa. Una vez que las chicas mostraron sus bicicletas, todos quedaron boquiabiertos. Arisa y Clementina les contaron su idea del desfile.

"¡Eso suena genial!" - dijo uno de los chicos. "¿Podemos participar?"

La emoción fue creciendo y así nació la idea del 'Gran Concurso Bicicletero'. Todos se pusieron manos a la obra para decorar sus bicicletas. Cuando el sol se ocultaba por completo, el parque se llenó de risas y colores brillantes.

El día del concurso, todos los chicos se presentaron al parque con sus bicicletas decoradas de maneras creativas. Había bicicletas de todo tipo: algunas con globos, otras con luces brillantes y hasta una que parecía un arcoíris.

Al final del día, después de muchas risas y vueltas, llegó el momento de elegir a la bicicleta más creativa.

"Y el ganador es..." - dijo Arisa, haciendo una pausa dramática, "¡la bicicleta de Juan por su increíble juego de luces!"

El grupo aplaudió entusiasmado mientras Juan subía al escenario improvisado y le entregaron un trofeo hecho de cartón.

"Y gracias a todos por participar. Sin ustedes, esto no hubiera sido posible" - dijo Clementina, sonriendo.

Los chicos celebraron, y desde ese día, las bicicletas de Arisa y Clementina se convirtieron en un símbolo de amistad y creatividad en el parque.

"No puedo creer que al final todo funcionara tan bien" - comentó Arisa mientras se despedían.

"Lo importante es que aprendimos a trabajar en equipo y a disfrutar del tiempo juntos" - respondió Clementina.

Y así, mientras el sol se ocultaba esa noche, cada uno regresó a casa, no solo con el corazón lleno de alegría, sino también con nuevas amistades y la certeza de que cualquier idea puede convertirse en algo grandioso cuando se comparte.

FIN.

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