El Gran Concurso de Animales
Había una vez en un alegre y colorido bosque, un lugar donde vivían muchos animalitos que eran amigos entre sí. Un día, Sofía, una sabia tortuga, anunció que organizaría un gran concurso de habilidades para todos los animales del bosque, con un gran premio para el ganador: un delicioso festín de frutas y verduras. "Este concurso no solo será una oportunidad para demostrar nuestras habilidades, sino también para aprender a trabajar juntos y respetar a cada uno de nosotros", dijo Sofía con una sonrisa.En el bosque, se escucharon murmullos de emoción. Los animales comenzaron a prepararse. León, el rey de la selva, estaba seguro de que ganaría.
"¡Yo soy el rey! No hay quien me supere en este concurso!" - rugió con arrogancia.
Por otro lado, Melisa, la ardilla, se sentía un poco insegura. Ella siempre había sido muy rápida, pero no sabía si eso sería suficiente para ganar.
"No sé si voy a ganar, pero voy a intentar divertirme" - pensó mientras recolectaba nueces para su desayuno.
Los días pasaron y tras varios intentos de entrenamiento, llegó el día del concurso. Los animales se reunieron en un claro del bosque, donde Sofía había preparado todo. Había tres pruebas: Habilidad, Velocidad y Trabajo en Equipo.
En la primera prueba, Habilidad, los animales tenían que hacer algo en lo que eran expertos. León mostró su fuerza, saltando grandes troncos con facilidad. Mientras tanto, Melisa se tambaleó y casi se cayó al intentar hacer su truco acrobático. Pero cuando fue el turno de Pedro, el pingüino, quien jamás había visto la luz del sol, utilizó su agilidad para deslizarse sobre el barro, ganándose los aplausos de todos.
"¡Increíble, Pedro!" - exclamó Sofía.
Cuando llegó la segunda prueba, Velocidad, León salió disparado como un rayo, ganando la competencia sin esfuerzo. Melisa, aunque rápida, sólo pudo observar cómo el león se quedaba con la victoria una vez más. Se sentía desanimada, pero decidió no rendirse, porque en su corazón sabía que el verdadero premio no era ser el mejor, sino disfrutar y aprender de la experiencia.
La última prueba, Trabajo en Equipo, sería una sorpresa. Sofía reunió a todos los animales y les explicó la dinámica: debían formar equipos de tres y construir una torre con hojas y ramitas. Todos tuvieron que trabajar juntos.
"¡Yo puedo ayudar a sostener las ramas!" - gritó Melisa, tratando de alentar a sus nuevos amigos.
"Yo puedo buscar las hojas más grandes!" - sugirió Pedro, volando cerca de los árboles.
León, al principio, quería hacer todo por sí mismo, pero pronto se dio cuenta de que no podía alcanzar las ramas más altas sin ayuda.
"Ayúdenme, amigos!" - pidió el León, sintiéndose un poco avergonzado.
Así, juntos sus habilidades brillaron. Trabajando en equipo, lograron construir una torre impresionante y la alegría reinó entre todos. Finalmente, llegó el momento de la decisión. Sofía, con una voz dulce, dijo:
"No hay un solo ganador, porque todos ustedes han demostrado sus habilidades de una manera única. Pero en esta última prueba, han encontrado la verdadera esencia del trabajo en equipo y la amistad. ¡Ustedes son todos ganadores!"
Aplausos y vítores llenaron el claro. Las frustraciones y competitividad fueron reemplazadas por risas y un gran festín de frutas y nueces. León, Melisa y Pedro, junto a todos los demás animales, celebraron el valor de la amistad y el esfuerzo conjunto.
"¡Todo fue más divertido trabajando juntos!" - rió Melisa.
"¡Sí! La verdadera victoria es el tiempo que pasamos juntos y lo que aprendimos" - agregó León, sonriente.
Así, el bosque se llenó de nuevos recuerdos, donde todos comprendieron que cada uno era valioso a su manera y que cuidarse mutuamente era lo más importante de todo. Y desde entonces, todos los años el gran concurso se convirtió en una celebración de unidad y amistad, recordando a los más pequeños y grandes la importancia de cuidar y respetar a cada ser del bosque.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.