El gran concurso de baile de la selva
En la vibrante y colorida selva misionera, donde los árboles susurran secretos y los ríos cantan melodías, ocurrió un evento muy emocionante: el gran concurso de baile de la selva. Todos los animales estaban nerviosos y emocionados, listos para mostrar sus mejores pasos.
El primer participante fue el loro Lucas, que voló alto y se posó en una rama para dar inicio al evento. 🤩
"¡Bienvenidos todos! ¡Hoy veremos quién es el mejor bailarín de la selva!"
Los animales aplaudieron y la emoción creció. La primera en bailar fue la tigresa Tania, que con gracia y agilidad movía su cuerpo.
"¡Mirá, cómo se mueve!" - dijo el armadillo Alberto, mientras aplaudía con sus patas.
"¡Es increíble!" - exclamó la guacamayo Gabriela, que no podía creer lo que veía.
"Te apuesto que no tiene más ritmo que yo..." - se jactó Manuel, el mono aullador, que estaba burlándose desde su rama.
Tania terminó su actuación y todos aplaudieron a rabiar, pero el tiempo continuó y el siguiente en presentarse fue el sapo Martín.
"¡Ahora es mi turno!"
Comenzó a saltar y a girar de forma divertida, rezumando alegría, aunque sus saltos no eran tan rítmicos como los de Tania.
"¡Olé, saltarín! ¡Te queremos, Martín!" - gritó la tortuga Teresa, moviendo sus patas en señal de aliento.
El concurso continuó y cada quién mostró su propio estilo. A medida que pasaban los participantes, el jurado se mostraba entusiasmado, pero había uno que tenía un plan para impresionar. Era el perezoso Lucas, que había estado observando en silencio y decidido a dar la actuación del día.
Cuando llegó su turno, se colgó de una rama, y todos los animales quedaron mirando, esperando que comenzara su danza. Pero en lugar de bailar, se quedó quieto y comenzó a decir:
"En la vida, hay que ir despacio, pero con gracia..." - Y mientras hablaba, se movía lentamente con unos pasos exageradamente pausados. Todos comenzaron a reírse a carcajadas.
"¿Qué tipo de baile es ese?" - preguntó la tortuga Teresa esbozando una amplia sonrisa.
"Es la danza del relax, chicos!" - dijo Lucas mientras se deslizaba lentamente de arriba a abajo, provocando más risas.
El último en participar fue el jaguar Joaquín, que venía con mucha energía, saltando y girando con elegancia.
"¡Miren cómo lo hago!"
Intentó superar a todos, pero cuando hizo una pirueta, terminó enredándose con la liana y cayendo de una manera graciosa en un charco de barro.
"¡Ay! ¡No es mi día!" - decía Joaquín mientras todos reían.
Finalmente, llegó el momento de elegir al ganador.
"Después de tantas actuaciones, decidimos que el ganador es... ¡todos ustedes!" - anunció el loro Lucas.
"¡Es cierto! ¡Lo más importante es habernos divertido juntos!" - exclamó la tortuga Teresa mientras todos aplaudían nuevamente.
Todos los animales aprendieron que la verdadera alegría no sólo estaba en ser el mejor bailarín, sino en compartir momentos juntos, riendo y disfrutando de la amistad.
Y así, celebraron con un baile en grupo, moviendo sus patas, alas y colas; todos juntos, disfrutando el día que jamás olvidarían. 🎉
FIN.