El Gran Concurso de Canto
En el bosque de Armonía, todos los animales vivían felices y en paz. Un día, el búho Don Sabio convocó a todos a una reunión.
"Queridos amigos, este fin de semana haremos el Gran Concurso de Canto. El ganador será el nuevo ‘Rey del Bosque’ y tendrá la responsabilidad de cuidar a todos”, anunció Don Sabio.
Los animales empezaron a murmurar emocionados. Cada uno quería demostrar su talento, pero también había una preocupación en el aire. Entre ellos estaba Lila, una pequeña y tímida ratona que amaba cantar, pero siempre se sentía menospreciada por su tamaño.
El día del concurso llegó y el bosque se llenó de emocionantes melodías. Primero fue el gallo Rolando, que cantó con tanta fuerza que hizo vibrar las hojas de los árboles.
"¡Qué voz, Rolando!", exclamó la ardilla Mimi. "Debes ser el rey, sos impresionante!"
Luego fue el turno del flamenco Flor, quien deleitó a todos con una hermosa balada sobre el amanecer.
"¡Flor, qué hermosa canción!", dijo el zorro Tomás lleno de admiración. "Tu canto me hace soñar."
Cuando Lila sintió que ya era su turno, su corazón latía con fuerza. Pero cuando la gente la vio subir al escenario, comenzaron a reírse.
"¿Qué puede cantar una ratón tan pequeña?", dijo el conejo Carlos burlonamente.
Lila se sintió triste y a punto de abandonar. En ese momento, Don Sabio intervino.
"Espera, amigos. Cada uno de nosotros es único. El valor de Lila no está en su tamaño, sino en su valentía por intentarlo. "
Después de que todos se callaron, Lila respiró hondo y comenzó a cantar. Su voz suave y tierna llenó el aire y todos se quedaron asombrados.
"¡No sabía que podías cantar así!", dijo Flor, sorprendida.
A medida que avanzaba su canción, los animales comenzaron a aplaudir, y pronto todos estaban bailando al son de su melodía. Al finalizar, el bosque estalló en un gran aplauso.
"¡Eres maravillosa, Lila!", gritó la ardilla.
El jurado, compuesto por todos los animales, se reunió para deliberar. Después de mucho hablar, decidieron que Lila, por su valentía y por enseñarle a todos el valor del respeto, sería la nueva ‘Reina del Bosque’.
"¡Gracias! No soy la más fuerte ni la más grande, pero creo que todos merecemos ser escuchados y respetados", dijo Lila, con lágrimas en los ojos.
Don Sabio sonrió, satisfecho.
"Hoy hemos aprendido que el respeto hacia todos, sin importar su tamaño o habilidades, es lo que realmente cuenta."
Desde ese día, Lila no solo fue la Reina del Bosque, sino también un símbolo de aceptación y respeto, y todos los animales se esforzaron por apoyarse mutuamente y valorar las diferencias.
Y así, el bosque de Armonía fue un lugar aún más alegre y unido, donde cada voz contaba y cada ser era respetado.
Los animales aprendieron que todos, chiquitos o grandes, tienen un lugar especial en la comunidad y siempre deben ser escuchados.
Fin.
FIN.