El Gran Concurso de Decoración Navideña



Era la mañana del 20 de diciembre en el pequeño pueblo de Villanieve, donde todos los años se celebraba el Gran Concurso de Decoración Navideña. Los niños y sus familias decoraban sus casas como podían, y el que tenía la decoración más original ganaba un viaje a la montaña nevada.

Sofía, una niña de segundo grado, estaba emocionada. Quería ganar el concurso para llevar a su familia a la montaña y pasar unas vacaciones inolvidables. Su mejor amigo, Tomás, también estaba decidido a ganar, y juntos se pusieron a planear cómo decorar la casa de Sofía.

- “Tengo una idea brillante, Tomás. ¿Y si hacemos un árbol de Navidad gigante con cajas recicladas? ” - propuso Sofía entusiasmada.

- “¡Me encanta! Pero necesitamos juntar muchas cajas”, respondió Tomás, imaginando ya el árbol.

Durante la semana, buscaron en sus casas y también fueron a pedir cajas a los vecinos. Así, unieron fuerzas, pero no todo fue fácil. Un día, se encontraron con algunos desafíos.

Mientras estaban recolectando cajas, de repente, un viento fuerte sopló y voló todas las cajas por los aires.

- “¡Nooo! Todo nuestro trabajo...” - gritó Sofía, mirando cómo sus cajas se perdían.

- “No te preocupes, Sofi. Podemos recogerlas de nuevo. ¡Mirá! Ahí va otra...” - dijo Tomás, corriendo detrás de una caja voladora.

Finalmente, lograron regresar a casa con algunas cajas que habían logrado atrapar. Después de varias tardes de trabajo, su árbol estaba tomando forma. Lo cubrieron con papel de colores y le pusieron luces que habían hecho con linternas viejas.

Cuando llegó el día del concurso, todos los vecinos se reunieron en la plaza del pueblo. Había luces, música y risas en el aire. Las casas estaban decoradas de mil maneras y algunos vecinos ya estaban luciendo sus adornos elaborados.

Sofía y Tomás estaban un poco nerviosos cuando llegó el momento de que el jurado pasara a ver las decoraciones. Cuando llegaron a su casa, Sofía le dijo a Tomás:

- “No puedo creer que hayamos llegado hasta aquí. ¡Lo hicimos juntos! ”

- “Sí, Sofi. Aunque no ganemos, me parece que fue súper divertido.”

El jurado se detuvo a observar el árbol de cajas recicladas.

- “¡Qué ingenioso! Usar cajas recicladas es una gran idea. Además, se ve muy colorido”, comentó uno de los jueces.

Finalmente, el jurado anunció al ganador del concurso. ¡No era Sofía y Tomás! Pero el árbol de caja había sido mencionado como la opción más creativa.

- “No ganamos el viaje, pero al menos hicimos algo original y divertido, y eso es lo que importa”, dijo Sofía, sonriendo.

- “¡Exactamente! Y mirá cuántas sonrisas hemos traído a los vecinos con nuestro árbol”, agregó Tomás, mirando a la multitud.

De vuelta a su hogar, Sofía y Tomás se sintieron felices. No tenían un viaje a la montaña, pero sí habían ganado algo invaluable: la amistad y el trabajo en equipo.

Esa noche, mientras veían su decorado desde la ventana, Sofía susurró:

- “El verdadero espíritu de la Navidad es compartir momentos felices, ¿verdad? ”

- “¡Así es, Sofi! Y el próximo año, ¡haremos algo aún más grande! ” - respondió Tomás, pensando ya en nuevas ideas. La noche culminó con risas, sueños y muchos planes.

FIN.

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