El Gran Concurso de Estimaciones



En el pueblito de Valemandrón, cada año se organizaba el Gran Concurso de Estimaciones, un evento que desafiaba a los niños a adivinar cantidades de objetos en situaciones cotidianas. Este año, los participantes eran Lucas, una ardilla muy curiosa; Lila, una tortuguita tranquila; y Tomás, un pajarito aventurero.

"Tengo una idea para nuestro equipo, chicos," dijo Lucas moviendo su colita.

"¿Cuál?" preguntó Lila, estirándose un poco para escuchar.

"Podemos practicar cada día para adivinar cantidades. Así, seguro ganamos," propuso Lucas.

"¡Buena idea! Pero también tenemos que divertirnos," agregó Tomás, volando alrededor emocionado.

Los tres amigos comenzaron a explorar el bosque y a estimar cosas. Primero, se encontraron con un manzano lleno de frutos.

"¿Cuántas manzanas hay en este árbol?" preguntó Lila mirando hacia arriba.

"Yo creo que hay alrededor de 30," estimó Lucas.

"No, me parece que son más de 50," aventuró Tomás.

Decidieron contar las manzanas juntas y resultó que había 45. Estuvieron felices al comprobar que habían estado cerca. Luego, siguieron hacia el lago donde contaron los patitos.

"¡Mirá, hay 10 patitos nadando!" exclamó Lila.

Los amigos anotaron los números y continuaron su aventura, aprendiendo a estimar cantidades de flores, hojas y hasta piedritas. Sin embargo, el día del concurso se acercaba rápido.

El día del evento llegó y todos los niños del pueblo estaban muy emocionados. La primer ronda consistía en estimar cuántos caramelos había en un gran frasco. Los amigos se agruparon para discutir su estimación.

"Me parece que hay cerca de 80 caramelos," dijo Lucas.

"Oh, creo que estamos un poco exagerando. ¿Te parece si decimos 67?" sugirió Lila.

"Sí, eso tiene más sentido, ¡67 caramelos!" confirmaron todos.

Al abrir el frasco, se encontraron con ¡73 caramelos! Todos aplaudieron su esfuerzo y los animadores les dieron una estrella dorada por estar tan cerca.

En la segunda ronda, tenían que estimar el número de piedras en un pequeño jardín. Tomás voló alto y miró desde arriba.

"Desde aquí parecen unos 90," dijo, sorprendido por cuán bonito se veía.

"Pero hay muchas más piedras en el suelo, quizás son entre 60 y 70," argumentó Lila.

Decidieron promediar sus estimaciones y dieron el número 75. ¡Y efectivamente allí había 78 piedras! Ganaron la segunda estrella dorada.

La última ronda era un desafío. Tenían que estimar la cantidad de hojas en un arbusto grande.

"Hay tantas hojas que es difícil contar," suspiró Tomás.

"Podríamos mirar algunas partes del arbusto y estimar cuántas hay en esas," sugirió Lila.

Lucas asintió, y juntos observaron y calcularon. Luego hicieron una estimación final de 120 hojas, escribiendo 120 en el papel.

Cuando el jurado contó las hojas, descubrieron que eran 115. Aunque no ganaron, se sentían orgullosos de su intento.

"No importa, lo más lindo fue compartir este día juntos y aprender a estimar," dijo Lila sonriendo.

"¡Sí! ¡Y ahora sabemos cómo hacerlo mejor para la próxima vez!" agregó Tomás.

Los tres amigos se abrazaron mientras recibían aplausos del público y se fueron del certamen prometiendo volver el año siguiente. La experiencia del concurso fue solo el comienzo de muchas más aventuras juntos, llenas de aprendizaje y diversión, donde saber estimar cambiaría su forma de ver el mundo.

Desde ese día, Lucas, Lila y Tomás se convirtieron en grandes expertos en estimar, y cada vez que veían algo, se preguntaban cuántos habría. Así, el Gran Concurso de Estimaciones les enseñó no solo a estimar, sino también a disfrutar la magia de compartir aprendizajes y amistades.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!