El Gran Concurso de la Amistad
En un pequeño pueblo llamado Sonrisas, había una escuela muy especial. La directora, la Profesora Clara, era conocida por su forma cariñosa de enseñar y por su gran amor hacia sus alumnos. Los niños, que eran respetuosos y educados, siempre seguían sus enseñanzas y se ayudaban mutuamente. Los padres también eran responsables, siempre apoyando a sus hijos en todo lo que hacían.
Un día, la Profesora Clara decidió organizar un concurso en el que cada clase tendría que mostrar su mejor proyecto que demostrara la importancia de la amistad. "Será un gran desafío, pero sé que todos lo disfrutarán", dijo entusiasmada.
"¡Sí! ¡Queremos participar!", gritó el pequeño Tomi, levantando la mano con emoción.
"¿Y qué haremos, señora?", preguntó Lucía, su compañera más creativa.
La profesora sonrió y les dijo:
"Pueden elegir cualquier tema relacionado con la amistad. Pueden hacer carteles, obras de teatro, esculturas, ¡lo que se les ocurra!"
Durante la semana, los niños trabajaron con alegría. Cada grupo se quedó a estudiar después de clase o se reunió en el parque a trabajar en sus ideas. Un grupo decidió hacer una obra de teatro que mostrara cómo la amistad puede superar los malentendidos, otro hizo una serie de carteles sobre los valores de la amistad y otro aún decidió pintar un mural en la escuela.
A medida que se acercaba el día del concurso, la emoción crecía. Sin embargo, el día anterior, un fuerte viento comenzó a soplar y desarmó muchas de las cosas que habían preparado. Los niños estaban desanimados y comenzaron a pensar que tal vez no valía la pena seguir adelante.
"¡No podemos dejar que esto nos detenga!", exclamó Tomi.
"¿Y si nos unimos todos?", sugirió Lucía.
"Sí, si todos colaboramos y mezclamos nuestras ideas, podríamos hacer algo espectacular en menos tiempo", propuso Pablo, otro amigo del grupo.
Decididos, se reunieron en la escuela esa noche. Aunque estaban cansados, sabían que juntos podían crear algo increíble. Comenzaron a mezclar las ideas de todos y, con esfuerzo y risas, montaron un espectáculo que incluía teatro, música y arte.
El día del concurso llegó y el salón de actos estaba lleno. La profesora Clara estaba emocionada.
"El verdadero objetivo de este concurso es aprender, no ganar. La amistad que han forjado es el verdadero premio", les recordó antes de comenzar.
Cada grupo presentó su proyecto, y finalmente llegó el momento de presentar su creación conjunta. Todos se unieron en el escenario para demostrar lo que la amistad significaba para ellos. Al finalizar, el público aplaudió de pie.
La Profesora Clara secó una lágrima de alegría y dijo:
"Estoy tan orgullosa de vosotros, no solo por lo que han creado, sino por cómo han trabajado juntos. ¿Qué les parece si cada uno de ustedes se lleva un certificado de amigo especial?"
Los padres se emocionaron al ver cómo sus hijos habían aprendido a unir fuerzas y a valorar la amistad.
Al final del día, el graderío estaba lleno de sonrisas, no importaba quién había ganado. Todos se dieron un abrazo y se prometieron seguir fomentando la amistad todos los días. Era el inicio de una hermosa tradición en Sonrisas, donde la amistad se convirtió en el mayor premio.
Los niños aprendieron que trabajar juntos y apoyarse, a pesar de las dificultades, era lo que realmente importaba.
Desde aquel día, la escuela se llenó de proyectos colaborativos y cada año se realizaba el Gran Concurso de la Amistad. La frase que todos recordaron fue la de la querida profesora: “La amistad es el puente que une nuestros corazones”.
FIN.