El Gran Concurso de la Escritura



Era un día soleado en la escuela primaria La Alegría, donde la maestra Ana estaba a punto de anunciar un concurso de escritura muy esperado. Los estudiantes estaban emocionados, pero también un poco nerviosos.

"Chicos, tengo una noticia genial para ustedes", dijo la maestra con una sonrisa. "Vamos a participar en un concurso de cuentos. El mejor cuento se publicará en el periódico de la escuela".

Los niños comenzaron a murmurar entusiasmados, pero uno de ellos, Tomás, se quedó pensativo. Tomás tenía disgrafía, lo que significaba que le costaba mucho trabajo escribir. Aunque era un excelente narrador y tenía unas ideas fantásticas en su mente, siempre se sentía frustrado cuando tenía que poner esas ideas en papel.

"Se me hace difícil escribir, maestra. No sé si puedo participar" dijo Tomás, bajando la mirada.

"Tomás, escribir no solo es poner palabras en el papel. También está el contar una historia, y eres muy bueno en eso. Vamos a encontrar una manera para que puedas participar" le respondió Ana, con mucho ánimo.

A su lado estaba Valentina, una de sus mejores amigas, que siempre lo apoyaba. Ella también se sentía un poco insegura sobre el concurso.

"Yo no sé si puedo hacerlo, Tomás. Siempre me comparo con los demás y siento que mis historias nunca son lo suficientemente buenas" dijo Valentina.

Pero en la clase también estaba Lucas, un niño creativo y un poco alocado, que siempre tenía ideas descabelladas.

"¡Vamos, no se desanimen! Aquí hay una idea loca: ¿y si hacemos un cuento juntos?" propuso Lucas emocionado.

Tomás y Valentina levantaron la vista, intrigados.

"¿Cómo funcionaría eso?" preguntó Valentina.

"Podemos combinar nuestras ideas. Tú puedes hacer los dibujos, Tomás puede narrar la historia y yo puedo ayudar a escribirla. ¡Seremos un equipo!" exclamó Lucas.

Tomás se sintió mucho mejor con esa idea.

"Me gustaría eso, pero ¿y si no queda bien?" dijo, un poco inseguro.

La maestra Ana se acercó a ellos y dijo:

"Recuerden, lo importante es disfrutar el proceso. No se trata solo de ganar, sino de aprender y divertirse creando juntos".

Emocionados con la idea, los tres amigos comenzaron a trabajar en su cuento. Se reunían cada día después de clase, hablando sobre personajes, tramas y escenarios. Valentina se encargaba de dibujar a los personajes, Tomás contaba historias fantásticas, y Lucas escribía todo lo que surgía.

Un día, mientras trabajaban en una escena, alguien recordó un suceso que había pasado el año anterior:

"¿Se acuerdan de la vez que encontramos una tortuga en el patio?" dijo Valentina.

"Sí, ¡y la nombramos Don Ramón! Podríamos incluirlo en el cuento", sugirió Tomás con brillo en los ojos.

Después de semanas de trabajo, llegó el día de presentar sus cuentos en la clase. Todos los alumnos estaban nerviosos, pero la maestra Ana les recordó que lo más importante era compartir su historia y no tener miedo al qué dirán.

Cuando llegó su turno, Tomás se puso un poco nervioso, pero con el apoyo de sus amigos empezó a narrar su historia. Lucas leyó lo que había escrito y Valentina mostró sus dibujos mientras contaban su cuento sobre la tortuga aventurera, Don Ramón, que viajaba por diferentes mundos.

Cuando terminaron, la clase estalló en aplausos. La maestra Ana sonrió orgullosa.

"¡Ese fue un cuento increíble! No solo fue creativo, sino que también mostraron un gran trabajo en equipo".

"Esa es la magia de contar historias, chicos. Pueden llevarse a cualquier lugar".

Finalmente, un par de días después, se anunciaron los ganadores del concurso. Tomás, Valentina y Lucas no ganaron el primer lugar, pero sí recibieron una mención especial por su creatividad y trabajo en equipo.

"No me importa no haber ganado el primer lugar. Lo pasamos genial, así que en realidad, ya somos ganadores", dijo Tomás, riendo.

Y así, esos tres amigos aprendieron que el verdadero valor estaba en trabajar juntos y disfrutar la aventura de contar historias, dejando de lado sus miedos y abrazando su creatividad. Como decía la maestra Ana, cada uno tenía su propio estilo, y eso era lo que hacía que cada historia fuera única y especial.

FIN.

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