El Gran Concurso de la Granja



En una pequeña granja llamada El Arco Iris, vivían muchos animales de granja que eran amigos y compañeros. El gallo Ramón, la vaca Lulú, la oveja Blanca y el cerdo Pedro siempre pasaban el día juntos, explorando el campo y ayudando al granjero Jorge con sus tareas.

Un día, Ramón se despertó muy emocionado y empezó a cantar con todas sus fuerzas.

"¡Despertá, amigos! ¡Despertá! ¡Hoy es el Gran Concurso de la Granja!" - gritó Ramón.

"¿Gran Concurso?" - preguntó Lulú, mientras se rascaba la cabeza.

"Sí, el concurso donde cada uno muestra su talento. ¡La granja entera se reunirá para celebrar!" - respondió Ramón, lleno de entusiasmo.

Todos los animales comenzaron a prepararse. Lulú decidió que iba a mostrar su habilidad para hacer la mejor leche del lugar. Mientras tanto, Blanca se puso a pensar cómo podía deslumbrar a los jueces con su suave lana y Pedro soñaba con hacer reír a todos con sus trucos de baile.

"Voy a bailar hasta que me aplaudan todos, ya verás" - dijo Pedro mientras se movía de un lado a otro.

El día del concurso llegó y todos los animales estaban nerviosos. Cada uno tenía que presentar su talento frente a los demás. La granja estaba llena de colores y risas, y el granjero Jorge había preparado un escenario de flores bajo el viejo roble.

"¡Vamos, chicos! ¡A brindar lo mejor de nosotros!" - animó Ramón.

Primero fue Lulú, que se acercó al escenario. Con gran dedicación, comenzó a ordinar su leche.

"¡Miren cómo fluye!" - decía la vaca, ¡mientras todos la aplaudían!

Después fue el turno de Blanca, que decidió hacer una pasarela con su lana esponjosa, imitando a una modelo.

"¡Soy la oveja más elegante del campo!" - exclamó con gracia mientras todos se reían y aplaudían.

Y, por último, fue el turno de Pedro. Se colocó en el centro del escenario, hizo una reverencia y comenzó a bailotear. Sin embargo, justo en medio de su baile, tropezó y cayó al suelo.

Todos los animales se quedaron en silencio, pero Ramón no dudó y gritó:

"¡Vamos, Pedro! ¡Es solo parte del show! ¡Levantate y seguí!" - apoyando a su amigo.

Pedro, aunque avergonzado, se puso de pie y sonrió:

"¡Claro que sí! ¡El espectáculo tiene que continuar!" - dijo, tomando impulso y haciendo una pirueta improvisada.

Los animales estallaron en aplausos y risas, y Pedro se sintió aliviado. Se dio cuenta de que, aunque a veces suceden cosas inesperadas, lo importante era disfrutar el momento.

Finalmente, llegó el momento de elegir al ganador. Todos los animales estaban nerviosos. El jurado, conformado por el granjero Jorge, una gallina sabia y un viejo burro, deliberó por un rato. Finalmente, el burro levantó una pata y dijo:

"No podemos elegir a uno solo. Cada uno ha mostrado su talento ¡y eso es lo que importa! Todos ustedes son ganadores porque se animaron a brillar, se apoyaron entre sí y hicieron que este día sea muy especial."

Todos se miraron, sorprendidos pero felices. Ramón, Lulú, Blanca y Pedro se abrazaron, sintiéndose satisfechos con sus esfuerzos y el apoyo mutuo.

"¡Esto es genial!" - dijo Ramón.

"¿Vieron? No se trataba de ser el mejor, sino de ser felices juntos" - agregó Pedro, mientras el resto asentía con la cabeza.

Y así, la granja siguió su curso, llena de alegría y unidad, y cada año celebraban el Gran Concurso de la Granja, donde todos eran ganadores simplemente por ser parte de un maravilloso equipo.

FIN.

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