El Gran Concurso de Limpieza
Era un hermoso día en el pequeño pueblo de Ecoville, donde el sol brillaba y los pájaros cantaban. Sin embargo, algo preocupaba a todos los habitantes. La basura había comenzado a acumularse en las calles, los parques, y hasta en las playas. A los niños de la escuela les daba pena ver su pueblo tan descuidado.
Un día, durante el recreo, la maestra Mariela decidió hablar sobre el problema de la basura.
"Chicos, ¿se han dado cuenta de que nuestra Ecoville está un poco desordenada?" - dijo Mariela.
"Sí, maestra, ¡y huele muy mal!" - respondió Lucas, con la nariz arrugada.
"¿Qué podemos hacer para ayudar?" - preguntó Ana, siempre llena de ideas.
La maestra les dijo que podían organizar un concurso de limpieza y que el que lograra recolectar más basura, tendría un premio especial. Todos se emocionaron, pero también se preguntaron cómo motivar a los adultos del pueblo a participar. Así que decidieron invitar a los padres a una reunión en la escuela.
La noche de la reunión, los niños expusieron su idea entusiastamente.
"¡Queremos hacer de Ecoville el pueblo más limpio del mundo!" - gritó Lucas.
"Tendremos un concurso, premios y sorpresas para todos los que se sumen a limpiar en familia" - agregó Ana.
Los padres se miraron entre sí, algunos sonriendo y otros un poco preocupados. Finalmente, la señora Clara, la mamá de Lucas, se levantó y dijo:
"¡Es una excelente idea! Pero necesitamos un plan para que todos participen. Además, no solo se trata de recoger la basura, sino también de aprender a reciclar y cuidar el medio ambiente".
A partir de ese día, los niños junto con sus padres organizaron el "Gran Concurso de Limpieza de Ecoville". Se establecieron lugares de recolección y se enseñó sobre reciclaje. Hicieron carteles coloridos y los colocaron por todo el pueblo.
El gran día llegó y los habitantes estaban emocionados. Equipados con guantes, bolsas de basura y mucha energía, comenzaron a limpiar. Ana se dio cuenta de que algunos adultos no tenían idea de cómo reciclar, así que decidió ayudarles.
"¡Miren, esta bolsa es solo para plásticos!" - les explicó.
"¡Y esta otra para papel!" - agregó.
Mientras tanto, Lucas y su amigo Tomás encontraron un montón de plástico en el parque.
"Vamos a recolectar todo esto rápido, ¡no podemos dejar que Ecoville se ensucie más!" - dijo Lucas.
"Sí, y cuando terminemos, invitemos a todos a una fiesta para celebrar nuestra Ecoville limpia" - sugirió Tomás.
Con tantas manos a la obra, la plaza, la escuela y el parque de juegos comenzaron a lucir más hermosos. Pero hubo un momento inesperado: un grupo de niños encontró un lago lleno de botellas de plástico.
"¡Esto es un desastre! No se puede dejar que siga esto así" - exclamó la niña Emma.
"Deberíamos hacer algo más grande. ¡Necesitamos hacer un llamado a todos en Ecoville para que vengan a ayudar!" - propuso Tomás.
Los niños decidieron hacer un cartel gigantesco y llevarlo a la plaza, invitando a todos a unirse y ayudar a limpiar el lago. La noticia se esparció, y algunos adultos, que antes no estaban interesados, llegaron con camiones y herramientas.
El lago fue limpiado, y la alegría de los chicos y adultos fue visible. Al caer la tarde, todo Ecoville brillaba de limpieza y alegría.
"¡Lo logramos! ¡Nuestro concurso ha sido un éxito!" - gritó Lucas con una gran sonrisa.
"Sí, pero más importante, hemos aprendido que, si seguimos cuidando nuestro espacio, ¡podemos mantener a Ecoville limpio por siempre!" - agregó Ana.
A la noche, se organizó una fiesta en la plaza para celebrar. Había música, comida y juegos.
"Ahora, no solo somos un pueblo más limpio, también somos un pueblo más unido" - dijo la maestra Mariela, mientras observaba a todos bailar y disfrutar.
Desde ese día, los habitantes de Ecoville aprendieron a cuidar su entorno, reciclaban y organizaban limpiezas cada mes. Los niños habían hecho algo increíble: no solo ayudaron a limpiar su pueblo, sino que despertaron en todos una nueva conciencia sobre la importancia del cuidado del medio ambiente.
Y así, Ecoville volvió a ser ese lugar hermoso donde los pájaros cantaban y el sol brillaba, ¡y todos vivieron felices y limpios para siempre!
FIN.