El Gran Concurso de los Sentimientos



En un colorido bosque lleno de árboles inmensos y flores brillantes, vivía un grupo de animales que eran muy buenos amigos: Lila, la conejita; Bruno, el oso; Tico, el tucán; y Mara, la tortuga. Un día, decidieron que era tiempo de organizar el "Gran Concurso de los Sentimientos", un evento en el que todos los habitantes del bosque podrían compartir sus emociones y aprender a manejarlas.

-Mirá, me parece genial la idea de mostrar cómo sentimos cada uno, -dijo Lila, dando pequeños saltitos de emoción.

-Sí, ¡y el que lo haga mejor ganará una medalla de oro! -exclamó Bruno mientras se frotaba las patas, ansioso por ver quién sería el mejor.

El concurso iba a ser el sábado y todos los animales se preparaban con entusiasmo. Lila decidió que iba a llorar de felicidad, Bruno que iba a gritar de emoción, Tico que iba a amar la música, y Mara, por supuesto, iba a correr rápido como nunca antes.

Cuando llegó el gran día, el bosque estaba lleno de animales que se habían reunido para ver el concurso. La primera en presentar fue Lila. Se subió a un tronco alto y con una voz dulce, empezó a contar cómo había ayudado a un pájaro herido y cómo se sintió al verlo volver a volar.

- ¡Awww! -exclamó el público mientras Lila comenzaba a llorar de felicidad.

- ¡Eso fue precioso, Lila! -gritó Tico desde abajo.

Luego fue el turno de Bruno. Se puso en el centro del claro y empezó a gritar:

- ¡Estoy tan feliz que quiero gritarlo a los cuatro vientos! ¡Hoy es un día maravilloso!

Todos los animales se unieron a su grito de alegría. Quedaron emocionados.

Después llegó el turno de Tico, que preparó una hermosa canción sobre la amistad.

- La música es una forma de amor - dijo Tico al finalizar su actuación. Los animales comenzaron a aplaudir y a mover las patas, disfrutando del ritmo.

Finalmente, llegó el momento de Mara. Se paró con calma y declaró:

- A veces, ser lento no es un problema, porque mis pasos son firmes y seguros.

Mara empezó a correr lentamente alrededor del claro, mientras todos la miraban con atención.

La tortuga hablaba en medio de la carrera.

- Cada uno de nosotros siente de manera diferente, tanto si lloramos como si gritamos, amamos, o simplemente corremos.

- ¡Eso es hermoso, Mara! -dijo Lila.

Los amigos comenzaron a reír y a abrazarse.

- Pero, ¿quién va a ganar? -preguntó Bruno, frunciendo el ceño.

De repente, un silencio cubrió el bosque. Todos los animales se miraron con confusión. No había un jurado, ni puntuaciones, ni premios en realidad.

- ¡Esperen! -dijo Tico de repente.

- Creo que todos hemos ganado al compartir nuestros sentimientos, cada cual a su manera.

-Los sentimientos son importantes -concordó Lila-. Nos ayudan a ser quienes somos y a conectar con los demás.

Mara asintió y agregó:

- Y eso es algo que no tiene precio.

Así que decidieron que en lugar de una medalla, todos los participantes recibirían una corona de hojas como símbolo de unidad y amistad. Todos se sintieron felices, porque habían aprendido que no hay una manera correcta de sentir.

Desde ese día, el Gran Concurso de los Sentimientos se convirtió en una tradición anual, donde los animales compartían sus emociones y aprendían a valorarlas, sin importar la forma en que las expresaran.

Y así, en el mágico bosque, los animales se volvieron más cercanos que nunca, aprendiendo a llorar, gritar, amar y correr juntos, siempre rodeados de la sabiduría de los grandes árboles que atestiguaban su amistad.

FIN.

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