El Gran Concurso de Maíz
Había una vez un pequeño pueblo en México llamado Mazolandia, donde el maíz era el rey de todos los ingredientes. Estaba presente en todas partes: en las tortillas, las palomitas, la harina y hasta en pozole. En este hermoso lugar, vivían cuatro amigos: Pozole, Palomita, Tortillita y Harinita.
Un día, los cuatro amigos se reunieron en la plaza del pueblo. El sol brillaba y había un aire de emoción, porque se anunciaba el Gran Concurso de Maíz.
"¡Chicos!", exclamó Pozole, con su maíz blanco brillante, "hoy podremos mostrar todo lo que podemos hacer con el maíz. Yo haré el mejor pozole del mundo."
"¡Eso suena delicioso!", respondió Palomita, agitando sus granos amarillos, "y yo puedo preparar las palomitas más divertidas de toda Mazolandia."
"Yo haré las tortillas más suaves y calientitas", dijo Tortillita con una sonrisa.
"Y yo haré la harina más fina para que todos puedan disfrutar de ricas galletas y panes", agregó Harinita, mientras sus granos eran de un hermoso amarillo dorado.
Todos estaban muy animados, pero, de repente, empezó a llover caramelos de colores. Todos miraron al cielo, sorprendidos.
"¡Miren!", gritó Pozole, "¿Quién se atrevería a hacer llover caramelos?"
"¡Eso es magia!", dijo Palomita, con sus ojos brillando de sorpresa.
Fue entonces que apareció una ancianita con un sombrero enorme y una sonrisa mágica.
"¡Hola, niños! Soy la abuela Maíz y he venido a ver su maravilloso concurso. Pero, necesito que hayan hechos muy especiales para que pueda darles un regalo."
Los amigos se miraron preocupados. Cada uno quería hacer algo increíble.
"¿Qué podemos hacer?", preguntó Tortillita.
La abuela Maíz les dio una idea.
"Cada uno de ustedes tiene que unir sus talentos y hacer algo grande juntos."
Los amigos pensaron que, aunque cada uno era especial por sí mismo, ¡juntos podían hacer algo mágico!"Podemos hacer un platillo que combine todo lo que sabemos hacer", dijo Pozole.
"Sí, podemos hacer un pozole con tortillas y palomitas de maíz como acompañamiento, y hasta postres de galletas de harina", sugirió Harinita.
Entonces se pusieron a trabajar. Mientras Pozole cocinaba su receta antigua, Palomita hacía estallar sus granos llenos de alegría. Tortillita cocía tortillas y Harinita preparaba galletas fragantes.
Al final, los cuatro amigos presentaron un gran banquete lleno de color y sabor. La abuela Maíz estaba encantada y empezó a aplaudir.
"¡Bravo, niños! ¡Esto es lo más delicioso que he probado! Ustedes realmente son una gran familia de sabores."
Y así fue como la abuela Maíz les otorgó su regalo: un mágico maíz que nunca se acababa.
Desde entonces, en Mazolandia, todos aprendieron que cada tipo de maíz tenía su propio encanto, y que unidos, podían crear maravillas. ¡Y así, Pozole, Palomita, Tortillita y Harinita se convirtieron en los héroes de su pueblo, siempre listos para compartir su amor por el maíz!
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.