El Gran Concurso de Palabras
En un pequeño y colorido pueblo llamado Lexilandia, vivían dos amigos inseparables: Pipo, un niño alegre y aventurero, y Lía, una niña curiosa y creativa. Juntos pasaban los días jugando, explorando y, sobre todo, inventando nuevas palabras.
Un soleado día de primavera, se enteraron de un gran concurso que se llevaría a cabo en el centro del pueblo: "¡El Gran Concurso de Palabras!" El desafío consistía en crear palabras simples y compuestas, y el ganador recibiría una enorme caja llena de libros y juegos de palabras.
"¡Esto es increíble!", exclamó Pipo con sus ojos brillando de emoción. "¡Podemos inventar una palabra compuesta juntos!".
"Sí, ¿pero cuáles serán nuestras palabras simples?", preguntó Lía mientras pensaba.
Decidieron buscar inspiración en su entorno. Fueron al parque donde jugaban y vieron a un grupo de niños saltando.
"¿Qué tal si unimos la palabra 'salto' con 'cielo'?", sugirió Pipo. "¡Podríamos crear la palabra 'saltocielo'!".
Lía sonrió, "¡Eso suena genial! Pero necesitamos más ideas, hay muchas cosas que ver".
Mientras caminaban, llegaron a una floristería. En la entrada, había una colorida maceta con flores.
"Mirá esas flores, parecen querer bailar en el viento", dijo Lía. "Podemos usar 'flor' y 'bailar' para hacer 'florbailar'.".
Pipo asintió entusiasmado, "¡Perfecto! Ahora tenemos dos palabras compuestas. Pero necesitamos más ideas para sobresalir en el concurso".
Así continuaron en su aventura, eligiendo palabras simples que al combinarlas formaban nuevas sorpresas. Crearon 'sunrisa' al unir 'sol' y 'sonrisa', y 'aguabrisa' al juntar 'agua' y 'brisa'. Cada vez que inventaban una palabra, su entusiasmo se multiplicaba.
El día del concurso llegó y los participantes se organizaron en un enorme círculo en la plaza del pueblo. Un jurado, formado por los profesores más queridos del pueblo, estaba listo para escuchar sus propuestas.
Primero, pasó el niño que siempre ganaba: Tomás. "Yo traigo la palabra compuesta 'perrocallejero'", anunció, mientras todos aplaudían.
Luego fue el turno de Pipo y Lía. Con una gran sonrisa, se acercaron al micrófono.
"Nosotros hemos creado varias palabras". Lía comenzó, "Primero... 'florbailar'".
El público sonrió ante la ocurrencia, y Pipo continuó: "Luego tenemos 'saltocielo'". Todos aplaudieron, entusiasmados con la creatividad.
Después siguieron con 'sunrisa' y 'aguabrisa'. Sin embargo, a medida que se presentaban otros, Pipo empezó a dudar de su participación.
Un niño mayor, Bruno, se burló de ellos. "¿Florbailar? ¿Qué es eso? Claramente no pensarán que van a ganar".
Lía sintió que sus palabras eran menospreciadas y eso la desanimó. "Tal vez no somos tan buenos como creíamos", susurró a Pipo.
Pero Pipo, decidido a no rendirse, le dijo: "¡No dejemos que Bruno nos haga sentir mal! Cada palabra que hemos creado es única, y eso es lo que importa".
El concurso continuó, y finalmente llegó el momento de anunciar al ganador. El jurado comenzó a deliberar y los murmullos entre los asistentes llenaban el aire. Después de unos minutos, la maestra Elisa se acercó al micrófono.
"Hemos tomado nuestra decisión", dijo con una amplia sonrisa. "Este año, el premio del Gran Concurso de Palabras va para... ¡Pipo y Lía por su originalidad y creatividad!".
El aplauso resonó en todo Lexilandia mientras Pipo y Lía se miraban con sorpresa y alegría.
"¡Lo logramos!", gritó Lía con los brazos en alto. "¡Nuestras palabras hicieron la diferencia!".
"Sí! Nunca dejemos que otros nos hagan sentir inseguros de lo que creamos. ¡Las palabras son mágicas!", respondió Pipo.
Con su caja de libros y juegos en mano, se fueron a casa llenos de orgullo y satisfacción, sabiendo que, a pesar de las dudas, su esfuerzo y amistad son las verdaderas claves para lograr grandes cosas. Desde entonces, todos en Lexilandia comenzaron a ver las palabras de manera diferente, y juntos siguieron creando un mundo lleno de imaginación.
Y así, Pipo y Lía enseñaron a su pueblo que cada palabra, ya sea simple o compuesta, tiene su encanto y puede dar lugar a aventuras inimaginables.
FIN.