El Gran Concurso de Palabras



Una mañana en el tranquilo pueblo de Palabralandia, los niños despertaron con una gran noticia: ¡habría un concurso de palabras! El evento se llevaría a cabo en la plaza mayor y todos los participantes debían formar equipos de palabras simples y compuestas. La emoción llenó el aire, y todos se prepararon para mostrar su talento.

En un rincón del parque, dos amigos, Lila y Juan, conversaban sobre el concurso.

"¿Te animás a participar, Juan?" - preguntó Lila con una sonrisa radiante.

"¡Claro! Pero no tengo idea de qué palabras usar" - respondió Juan, rascándose la cabeza.

"No te preocupes. Vamos a practicar juntos y seremos un gran equipo" - dijo Lila con confianza.

Los días pasaron volando, y Lila y Juan se reunían todos los días para pensar en palabras. Lila siempre traía una lista de palabras simples: sol, mar, flor, río. Pero Juan tenía una idea diferente.

"¡Yo creo que también debemos buscar palabras compuestas! Son más interesantes y podemos hacer combinaciones que sorprenderán a todos" - señaló Juan.

"Tenés razón, Juan. ¿Qué tal si comenzamos con algunos ejemplos?" - sugirió Lila, entusiasmada.

Empezaron a explorar juntos. Primero escribieron 'sapato' y se les ocurrió que podían unirlo con 'explorador' para formar 'sapatoexplorador'. Se rieron de la divertida imagen de un zapato que fue a vivir aventuras. Sin embargo, sabían que debían usar más palabras que eso, así que continuaron buscando.

Una tarde, mientras paseaban por el bosque, encontraron un viejo libro tirado en el suelo. Curiosos, decidieron abrirlo. Era un libro lleno de palabras extrañas y mágicas.

"Mirá esto, Lila. ¿Qué es 'mariposa'?" - preguntó Juan, señalando una palabra brillante.

"Es un animal muy hermoso. Y se me ocurre que juntos podríamos formar 'mariposa nocturna'. ¡Eso sí que es un buen equipo de palabras!" - respondió Lila.

"Sí, y también podríamos agregar 'mariposa de papel'" - añadió Juan.

"¡Qué buena idea! Usaremos eso en el concurso" - exclamó Lila.

Finalmente llegó el día del concurso. Todos en el pueblo estaban ansiosos por participar. En la plaza, había dos grandes carteles: uno para palabras simples y otro para compuestas. El jurado, compuesto por los más sabios del pueblo, se preparó para evaluar el talento de los pequeños escritores.

Lila y Juan subieron al escenario llenos de nerviosismo.

"¡Vamos Lila, ¡juntos podemos!" - dijo Juan para motivarla.

"Sí, ¡a dar lo mejor!" - respondió Lila con determinación.

Comenzaron a presentar sus palabras. Primero, Lila mostró sus palabras simples. Las mencionó una a una, y los jurados sonreían. Luego llegó el turno de Juan con las compuestas. Dijo:

"¡Esta es la mariposa de papel, que vuela en sueños!" - y el público aplaudió con entusiasmo.

Pero cuando pensaban que todo iba a ir de maravillas, algo inesperado ocurrió. Un viento fuerte comenzó a soplar y voló las hojas con las que habían escrito sus palabras.

"¡No! Nuestras palabras volaron" - gritó Lila, asustada.

"No te preocupes, Lila. Recordemos todo lo que practicamos" - la tranquilizó Juan.

"¡Sí! Vamos a improvisar." - Lila se mostró decidida.

Ambos comenzaron a recitar las palabras de memoria, pero ahora agregando su propia creatividad.

"En el cielo hay un sol brillante, un río que corre sin parar, y una flor que nunca se marchita…" - dijo Lila, y Juan continuó:

"Mariposa nocturna, que vuela en la oscuridad, llevando sueños de alegría entre las estrellas".

El público estaba maravillado. En lugar de desanimarse, Lila y Juan usaron la situación para mostrar su talento y creatividad. El jurado, impresionado por su improvisación y trabajo en equipo, concordó en que habían hecho un gran trabajo.

Al final del concurso, el jurado deliberó y anunció:

"Los ganadores del concurso de palabras son… ¡Lila y Juan! Por su originalidad, trabajo en equipo y capacidad de adaptarse a los imprevistos".

Lila y Juan se abrazaron, felices y sorprendidos. Habían demostrado que no solo se trataba de usar palabras, sino también de la amistad y la creatividad.

"Hicimos un gran equipo, Juan. ¡Siempre me voy a acordar de esto!" - dijo Lila, sonriendo.

"Yo también, Lila. Y espero que en el futuro hagamos más cosas juntos" - respondió Juan, mirando al público, que aplaudía entusiastamente.

Desde ese día, los amigos continuaron buscando y jugando con palabras, sabiendo que en la combinación de lo simple y lo compuesto se podía encontrar magia y diversión. En Palabralandia, no solo aprendieron sobre vocabulario, sino también el poder del trabajo en equipo y la creatividad, lo que los hizo inseparables.

Y así, el pueblo no solo recordaría el gran concurso de palabras, sino también la unión inquebrantable de Lila y Juan. ¡Fin!

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!