El Gran Concurso de Saltos
Había una vez, en un colorido bosque lleno de árboles y flores, un grupo de animales muy peculiares: un conejo llamado Rápido, una tortuga llamada Tati y un pato llamado Pipo. Un día, Rápido tuvo una idea brillante.
"¡Vamos a hacer un concurso de saltos!" - exclamó Rápido emocionado.
"¿Saltos? ¡Eso suena divertido!" - dijo Pipo.
"¿Y yo puedo participar?" - preguntó Tati, un poco dudosa.
"¡Claro que sí! ¡El que salte más alto, ganará una enorme zanahoria!" - respondió Rápido.
Así que todos se pusieron a entrenar. Rápido saltaba y giraba como un campeón. Pipo se movía de un lado a otro, tratando de practicar sus saltos, aunque nunca había saltado mucho antes.
Tati, por su parte, estaba un poco preocupada porque, como tortuga, no podía saltar tan alto como Rápido y Pipo. Pero decidió que no importaba, lo importante era participar.
El día del concurso llegó, y el bosque estaba lleno de emoción. Los otros animales se reunieron para ver quién sería el gran campeón del salto.
"¡Estoy listo!" - anunció Rápido, saltando de un lado a otro.
"Yo también, ¡vamos!" - gritó Pipo, mientras movía sus alas.
Cuando llegó el turno de Rápido, realizó un salto tan alto que tocó una rama de un árbol.
"¡Increíble!" - gritaron todos los animales.
Luego fue el turno de Pipo, quien hizo un pequeño salto, pero su entusiasmo hizo que todos aplaudieran.
"¡Alguien tiene que saltar más alto que Rápido!" - dijo Pipo, tratando de motivarse.
Finalmente, llegó el turno de Tati. Ella tomó una respiración profunda y decidió hacer lo mejor que pudiera. Se concentró y saltó con todas sus fuerzas. Aunque su salto no fue tan alto como el de Rápido, lo hizo con mucho empeño.
"¡Eso fue genial, Tati!" - gritaron todos los animales, aplaudiendo.
Rápido, aunque había saltado más alto, se dio cuenta de que lo más importante era que todos se divirtieran y que Tati había saltado con mucho corazón. Así que decidió hacer algo especial.
"¡Tati, vos merecés una zanahoria por tu esfuerzo y valentía!" - le dijo Rápido, sonriendo.
"¡Y yo quiero ser tu compañero para saltar la próxima vez!" - afirmó Pipo.
Tati se sonrojó de alegría.
"¡Gracias, chicos!" - dijo Tati, emocionada. "Lo mejor de esto fue poder saltar con ustedes y disfrutar juntos."
Desde ese día, los tres amigos siguieron practicando juntos y organizaron muchos concursos en el bosque, donde todos los animales, sin importar su tamaño o habilidades, podían participar y divertirse. Y así, aprendieron que lo importante no era ganar, sino disfrutar y compartir con amigos.
Y colorín colorado, ¡este cuento se ha acabado!
FIN.