El gran concurso de saltos



Había una vez, en un bosque lleno de colores y sonidos alegres, una comunidad de animales que vivían en armonía. Entre ellos, había un grupo de conejitos que siempre tenían muchas ganas de jugar y divertirse. Su líder, un pequeño conejo llamado Rocco, soñaba con un evento especial para mostrar las habilidades de todos los animales. Un día, mientras saltaba entre las flores, se le ocurrió la idea de hacer un gran concurso de saltos.

- ¡Chicos, tengo una idea genial! - exclamó Rocco mientras reunía a sus amigos bajo un gran árbol.

- ¿Qué idea? - preguntó Timo, su mejor amigo, que era un pequeño ratón.

- ¡Un concurso de saltos! Podemos invitar a todos los animales del bosque y ver quiénes son los mejores saltadores - propuso Rocco con entusiasmo.

Los demás conejitos comenzaron a discutir la idea. Las ardillas, los pájaros e incluso el sabio búho se interesaron de inmediato y empezaron a organizar el evento. Sin embargo, entre la emoción, Rocco notó que su amiga, la pequeña coneja llamada Lila, parecía preocupada.

- ¿Qué te pasa, Lila? - le preguntó Rocco.

- No sé, Rocco. No creo que pueda saltar tan alto como los demás - respondió Lila con tristeza.

Rocco sonrió y le puso una pata en el hombro.

- No importa si no saltas tan alto. Lo que importa es que te diviertas. - Además, podemos entrenar juntos si quieres. -

- Me gustaría eso, Rocco - dijo Lila, animándose un poco.

Los días pasaron llenos de risas, entrenamientos y juegos. Lila se esforzó mucho para mejorar sus saltos, pero siempre se sentía un poco insegura. Fue entonces cuando Rocco decidió que era hora de darle un consejo importante.

- Lila, saltar no se trata solo de lo alto que llegues. Es sobre encontrar tu propio ritmo y disfrutar el momento - le dijo Rocco mientras practicaban en un campo de flores.

- ¿Y si me caigo? - preguntó Lila, con un leve temor.

- Eso es parte de aprender. Todos caemos a veces. Lo importante es levantarse y seguir intentándolo - respondió Rocco con confianza.

Finalmente, llegó el día del concurso. Los animales del bosque estaban muy emocionados y la atmósfera estaba llena de alegría. Había pancartas coloridas y una gran multitud de animales animando. Cada uno de los participantes hizo lo mejor que pudo. Los pájaros volaban, las ardillas saltaban de rama en rama y Rocco se lucía con sus saltos.

Llegó el turno de Lila y su corazón palpitaba fuertemente. Miró a su alrededor y vio a todos sus amigos animándola. En ese momento recordó las palabras de Rocco y se tomó un segundo para respirar profundamente.

- ¡Yo puedo! - murmuró para sí misma mientras se preparaba para saltar. Cuando llegó su turno, dio un fuerte salto y, para su sorpresa, voló más alto de lo que había imaginado.

La multitud estalló en aplausos, y cuando Lila aterrizó, sintió una gran felicidad en su corazón.

- ¡Lo logré! - gritó, llena de alegría.

- ¡Eras la más espectacular de todas! - exclamó Rocco abrazándola.

- Gracias, Rocco. No lo habría hecho sin tu apoyo - respondió Lila con una sonrisa brillante.

Al final del concurso, no importó quién ganó o perdió. Todos los animales se dieron cuenta de que lo más importante era disfrutar del momento, apoyarse mutuamente y celebrar sus logros juntos. Rocco, Lila y sus amigos crearon no solo una competencia, sino también un recuerdo que duraría para siempre en sus corazones.

Desde ese día, el bosque se llenó de saltos y risas, y los conejitos continuaron entrenando juntos, siempre recordando que la verdadera victoria es disfrutar del tiempo con amigos y nunca rendirse ante los miedos.

Y así, el bosque siguió vibrando con la alegría de sus habitantes, llenándose de historias y sueños compartidos, en un lugar donde cada salto contaba una historia y cada mascota tenía un lugar en el corazón.

FIN.

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