El Gran Concurso de Saltos de Zapatos
Era un día soleado en la ciudad de Zapatosville. Todos los habitantes se preparaban para el Gran Concurso de Saltos de Zapatos. Este concurso era famoso porque los zapatos del pueblo no eran unos zapatos comunes; eran zapatos con personalidad propia. Algunos hablaban, otros bailaban, y los más atrevidos, ¡saltaban!
Entre los concursantes estaba una bota muy valiente llamada Botina. Botina decía siempre: "¡Hoy voy a ganar!"- Pero tenía un problema. Tenía miedo de que sus cordones se desataran durante el salto.
También estaba Zapatilla, un zapato de deporte que fue diseñado para correr, pero no tenía un buen sentido del ritmo. Zapatilla se pasaba el día golpeándose contra la pared para tratar de hacer música. "¡Voy a hacer que mis saltos sean un éxito!"-, repetía.
El día del concurso, el jurado estaba formado por los zapatos más antiguos del pueblo. Sillón, que era un zapato con mucha experiencia, dijo: "¡Que empiece la diversión!"-
Primero, fue el turno de Botina. Cuando llegó su momento, respiró hondo y se lanzó a la pista. "¡Allá voy!"-, gritó. Saltó con tanta fuerza que sus cordones comenzaron a a hacerse nudos, pero ella no escatimó en energía. ¡Botina hizo el salto más alto de la historia! Pero al caer, sus cordones se enredaron en su pierna y terminó haciendo una pirueta inesperada.
"¡Me siento como una bailarina!"-, exclamó divertida. El público aplaudió y se rió al mismo tiempo.
Luego, le tocó a Zapatilla. "¡Voy a hacer una presentación digna de un espectáculo!"-, dijo mientras se acomodaba. Comenzó a saltar, y cada vez que aterrizaba, hacía un ruido como si se estuviera riendo. "¡Zapa-zapa-zapa!"- hizo, cada vez más rápido.
Pero en el último salto, Zapatilla no calculó bien y aterrizó en una nube de polvo, haciendo estallar un voluminoso globo de color verde que flotaba al costado.
"¡Sorpresa! ¡Confeti para todos!"-, gritó, mientras el confeti caía del cielo. El público estalló en risas, y todos quedaron maravillados con la creatividad de Zapatilla.
Finalmente, el jurado se reunió para dar el veredicto. "Ambos saltos fueron espectaculares", dijo Sillón. "Es difícil decidir quién ha sido el ganador."-
De repente, comenzó a llover. Pero en vez de agua, llovían más zapatos, ¡zapatos voladores! Todos los zapatos del pueblo se unieron en una gran fiesta. Botina y Zapatilla no eran rivales, ¡eran amigos!
Decidieron que el verdadero premio era la diversión y la amistad. Así que presentaron al jurado su decisión: "¡Todos somos ganadores!"-
Y así, el Gran Concurso de Saltos de Zapatos terminó en una fiesta inolvidable. Desde entonces, la ciudad de Zapatosville celebró cada año un día especial, donde todos podían saltar, reír y disfrutar juntos, sin importar si ganaban o no.
Y así, en Zapatosville, cada zapato aprendió que lo más importante no era ganar, sino disfrutar de la vida y compartir risas con los amigos.
Fin.
FIN.