El Gran Concurso de Talentos de Isabela



Era un hermoso día de sol en el barrio de Isabela. Hoy, su escuela organizaba el Gran Concurso de Talentos, y Isabela estaba emocionada. No podía esperar para mostrar su arte y sus habilidades a todos sus compañeros.

"Hoy es el gran día, ¡tengo que prepararme!", exclamó Isabela mientras se mira en el espejo.

Completa con su vestido colorido y su diadema de flores, salió de casa con una gran sonrisa en su rostro. Al llegar al colegio, el pasillo estaba decorado con globos de colores y cintas brillantes. El aire estaba lleno de risas y murmullos de emoción.

"¿Isabela, estás lista para tu presentación?", le preguntó su amiga Lila.

"¡Listísima! Voy a cantar y luego voy a mostrar mis dibujos", respondió ella saltando de alegría.

Isabela había decidido combinar sus dos talentos: cantar y dibujar. Pensaba que sería increíble. Sin embargo, justo antes de que comenzara el concurso, su maestra, la señorita Clara, anunció algo inesperado.

"Queridos alumnos, antes de comenzar, quiero compartir algo especial. Este año, el ganador podrá elegir un viaje a donde quiera con su familia. ¡Así que, pongan todo su corazón en su actuación!"

Isabela sintió un cosquilleo en el estómago. ¡Un viaje con su familia! Podría ir a la playa, a la montaña o a un parque de diversiones. La posibilidad de viajar la llenaba de felicidad.

La primera en subir al escenario fue Lila, quien hizo un espectáculo de malabares. La multitud aplaudió con entusiasmo. Después, un grupo de chicos presentó una coreografía de baile que dejó a todos boquiabiertos. Isabela observaba, disfrutando cada actuación, pero también empezaba a ponerse nerviosa.

"¿Y si no les gusta mi presentación?", pensó para sí misma. Comprendiendo que el miedo podía ser un obstáculo, decidió que tenía que ser valiente.

Después de varias presentaciones, llegó su turno. Isabela respiró profundo y pensó en algo que su mamá siempre le decía: "Canta como si nadie te estuviera viendo". Caminó al escenario con confianza.

"¡Hola a todos! Soy Isabela y hoy les voy a cantar una canción sobre los colores y la alegría, mientras dibujo un hermoso paisaje", anunció con voz clara.

Comenzó a cantar y a la vez que lo hacía, empezó a dibujar en una gran hoja desplegada a su lado. Sus notas alegres resonaban por todo el salón y los colores de su dibujo, violetas, azules y amarillos, parecían bailar al ritmo de su música.

La audiencia estaba fascinada, viendo cómo Isabela llenaba la hoja en blanco de vida y color. Cuando terminó y levantó su dibujo en alto, todos comenzaron a aplaudir con entusiasmo.

Sin embargo, al finalizar el concurso, la señorita Clara anunció que había un problema. Al parecer, el jurado, que estaba compuesto por varios profesores, había tenido dificultades para decidir, ya que todos habían sido increíbles.

"¡No puede ser!", pensó Isabela, sintiendo cómo su corazón se aceleraba.

El jurado decidió que, en lugar de un único ganador, todos aquellos que habían demostrado tanto talento recibirían un premio. Levantaron un pequeño trofeo para cada uno, pero además, anunciaron que el viaje sería un paseo grupal a una granja cercana, donde todos podrían disfrutar de juegos al aire libre y aprender sobre los animales.

"¡Eso es mejor de lo que pensaba!", gritó Isabela abrazando a Lila y a sus amigos.

"¡Sí! ¡Vamos a tener un día divertido juntos!", respondió Lila emocionada.

Isabela aprendió una lección importante ese día: no siempre ganar significa ser el mejor. Lo verdaderamente valioso era compartir momentos especiales con sus amigos y disfrutar de cada experiencia.

El Gran Concurso de Talentos resultó ser una gran celebración de creatividad y amistad, donde todos tuvieron la oportunidad de brillar. Isabela llegó a casa con su corazón lleno de alegría y una sonrisa que no podía borrarse.

"¡Mamá, hoy fue espectacular!", le contó Isabela mientras mostraba su dibujo y el trofeo.

"Estoy tan orgullosa de vos, Isabela. No sólo por tu talento, sino por tu generosidad de permitir que todos brillemos juntos", le respondió su madre.

A partir de ese día, Isabela siguió soñando con nuevos proyectos artísticos, siempre recordando que la verdadera magia estaba en compartir, crear y disfrutar de la vida con sus amigos. Después de todo, cada experiencia podría convertirse en una hermosa obra de arte si la mirabas desde el corazón.

FIN.

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