El Gran Concurso del Brochet de Frutas
Era un hermoso día en Frutalopia, un lugar donde las frutas crecían en abundancia y los colores brillaban por doquier. Todos los años, los habitantes de Frutalopia organizaban un concurso especial: El Gran Concurso del Brochet de Frutas. En esta ocasión, Clari, una niña llena de energía y creatividad, decidió participar por primera vez.
Clari se pasaba horas mirando los árboles de la plaza, pensando en las combinaciones más interesantes de frutas que pudiera encontrar. Tenía una gran idea: un brochet arcoíris, lleno de las frutas más coloridas y deliciosas. Pero, había un problema...
"¿Y si no me queda tan bien como imagino?" - se decía a sí misma mientras se paseaba por la plaza.
La noche anterior al concurso, sus amigos la animaron. Estaban su mejor amigo Leo, un niño cariñoso y siempre optimista, y su amiga Sofi, una genia de la cocina.
"Clari, ¡sé que va a salir espectacular!" - dijo Leo entusiasmado.
"Sí, lo importante es divertirse. La creatividad es lo que cuenta" - añadió Sofi, sonriendo.
Al día siguiente, mientras el sol salía, Clari tuvo un momento de inspiración. Fue al mercado que estaba justo al lado de su casa y eligió las frutas más brillantes: fresas rojas, kiwis verdes, arándanos azules y naranjas jugosos.
"¡Esto va a quedar increíble!" - se dijo con una gran sonrisa.
Durante el concurso, los participantes mostraron sus brochets de frutas, que iban desde versiones simples hasta las más elaboradas y extravagantes. Había uno con frutas que brillaban en la oscuridad y otro que emitía música cuando lo agitaban.
Cuando llegó el momento de presentar su creación, Clari sintió un escalofrío de nervios. Pero al recordar las palabras de sus amigos, se sintió más segura. Subió al escenario y, con una gran sonrisa, dijo:
"¡Hola a todos! Hoy presento mi brochet arcoíris, lleno de colores y sabores que nos unen a todos. Cada fruta representa a un amigo mío, y juntos hacemos un equipo fabuloso".
Los jueces comenzaron a degustar su creación, y cada mordida hacía que sus rostros se iluminaban con alegría.
"¡Qué combinación tan interesante!" - exclamó uno de los jueces.
"¡Sabe a verano!" - agregó otro.
Mientras los jueces deliberaban, Clari observó a su alrededor. Todos los participantes estaban muy alegres por compartir sus creaciones y había una sensación de amistad en el aire. En ese momento, comprendió que el verdadero premio no se trataba de ganar.
Pasaron unos minutos y finalmente, el juez principal se acercó al micrófono.
"Es hora de anunciar al ganador... y debo decir que fue una decisión muy difícil. Pero, el brochet que más nos hizo sonreír, que refleja perfectamente la alegría de compartir, es el de Clari."
Todos aplaudieron y Clari saltó de felicidad.
"¡Gracias! Nunca imaginé que podría ganar. Estoy muy agradecida a mis amigos y a todos los que me apoyaron" - dijo, con lágrimas de alegría en sus ojos.
Después del concurso, Clari decidió invitar a todos a un picnic con sus amigos, donde todos podían construir su propio brochet con las frutas que más les gustaban. Así, no solo celebraron su victoria, sino que también aprendieron a trabajar juntos y a disfrutar del simple hecho de compartir momentos felices.
Y así, Frutalopia se llenó de risas, colores y, sobre todo, de amistad. Clari aprendió que lo más importante de crear un brochet de frutas era la alegría de compartirlo con los demás, y que cada vez que combinaba sabores, también estaba uniendo corazones.
Desde aquel día, Clari y sus amigos organizaron su propio concurso de brochets cada año, donde todos podían participar y disfrutar juntos, recordando que la verdadera esencia de Frutalopia estaba en la unión, la diversión y el amor por las frutas.
FIN.