El gran concurso frutal
En un lindo pueblo que siempre brillaba con colores vibrantes y aromas dulces, vivían diferentes tipos de frutas. Había manzanas rojas y jugosas, naranjas brillantes y frescas, uvas moradas que colgaban en racimos, y bananas amarillas que siempre hacían reír a todos. Estas frutas no solo eran deliciosas, sino que también tenían personalidades únicas y un gran sueño: ganar el Concurso Anual de Frutas.
Un día, la piña, que era conocida por su cara amable y su amor por las aventuras, propuso:
"¡Chicos! Este año, en lugar de competir para ver quién es la más dulce, propongo que trabajemos juntos y hagamos un gran plato que represente a nuestro pueblo. ¡Así ganaremos como equipo!"
Las frutas se miraron entre sí, confundidas.
"Pero... ¿y si no ganamos?"- preguntó la naranja, un poco insegura.
"Si no lo intentamos, nunca lo sabremos. Además, ¡seremos los mejores amigos!"- respondió la piña, contagiando su entusiasmo.
Así, aceptaron la idea y comenzaron a trabajar. Cada fruta se comprometió a aportar algo especial. La banana propuso hacer un batido, la manzana se encargó de preparar una ensalada, y la uva sugirió un postre con su jugo delicioso. Todos estaban emocionados, pero había un pequeño problema: la sandía, la fruta más grande y pesada, se sentía triste y excluida.
Un día, mientras preparaban los platos, la piña se dio cuenta que la sandía estaba sentada sola a un lado:
"¿Por qué no te unes a nosotros, sandía?"- le preguntó con amabilidad.
"Soy muy grande y pesada; no sé si puedo ayudarles. No quiero arruinar su trabajo"- respondió la sandía con un susurrante tono de voz.
La piña sonrió y respondió:
"¡Eres exactamente lo que necesitamos! Tu sabor dulce puede ser la estrella del plato. ¿Te gustaría hacer el batido más grande del mundo?"
La sandía iluminó su rostro.
"¡Sí! ¡Me encantaría ayudar!" - exclamó, llenándose de confianza.
Así que unieron fuerzas. La sandía, aunque grande, era muy útil. Juntos, fueron creando una mezcla vibrante y colorida, añadiendo un toque de alegría a cada plato.
Llegó el día del Concurso Anual de Frutas, donde todas las frutas del pueblo mostraban sus mejores platos. Al ver a todas las diferentes frutas en un solo plato, el jurado no pudo evitar sonreír.
"¿Qué maravilla es esta?"- exclamó la manzana"Nunca había visto algo tan hermoso en mi vida."
Finalmente, el jurado se reunió para deliberar, y todos los participantes estaban ansiosos. El momento más esperado llegó:
"Y el premio por la mejor receta de este año se va al equipo de frutas que ha demostrado que la unión hace la fuerza: ¡Felicidades a la piña, la sandía, la naranja, la manzana y la uva!"
Las frutas gritaron de alegría y abrazaron a la sandía, que nunca había sentido tan feliz y valorada.
"Gracias, amigos. Este triunfo significa más de lo que imaginaba. Anda, hagámoslo más seguido, y hagamos otros ricos platos juntos"- dijo la sandía sonriendo.
Desde aquel día, las frutas aprendieron la importancia de trabajar en equipo, aceptar sus diferencias y valorar a cada uno de ellos. Sabían que juntos podían lograr más que compitiendo entre sí. Y así, su amistad floreció, convirtiéndose en la más sabrosa y dulce del pueblo.
FIN.