El Gran Consejo del Bosque
Había una vez, en un hermoso bosque lleno de árboles altos y animales de todo tipo, un lugar llamado La Pradera Verde. Ahí vivían animales de diferentes especies: conejos, zorros, ciervos, y hasta un buen oso llamado Bruno. Sin embargo, había un problema; todos los animales querían gobernar La Pradera Verde a su manera, y eso generaba discusiones frecuentes.
Un día, la queja llegó a oídos de la sabia tortuga Sara. Ella decidió que era hora de hacer algo. Se trasladó a la lomita más alta del bosque y convocó a todos los animales.
- “¡Atención, amigos! Les propongo formar un Gran Consejo del Bosque. Juntos tomaremos decisiones que beneficien a todos.”
Los animales, intrigados, comenzaron a murmurar.
- “Pero, ¿cómo elegiremos a nuestros representantes? ” - dijo Lila, la coneja más rápida.
- “Podemos hacer una votación…” - sugirió Carlos, el ciervo.
- “¡Una votación! Me parece genial, pero...” - empezó a hablar Bruno, el oso - “¿Y si después los que elijamos no escuchan nuestras voces? ¿Y si solo piensan en sí mismos? ”
Sara sonrió con paciencia y dijo:
- “Eso puede pasar, pero si elegimos a los que siempre actúan con bondad y justicia, seguro que serán diferentes.”
La idea del Gran Consejo comenzó a tomar forma y todos los animales fueron muy entusiastas. Al día siguiente, se realizó la votación. Cada animal echó su voto en una cueva decorada con flores, y al final, eligieron a dos representantes: Lila, la coneja, y Bruno, el oso.
El primer día de las reuniones del consejo fue bastante emocionante.
- “¿Qué haremos primero? ” - preguntó Lila, mirando a los demás con grandes ojos.
- “Tenemos que resolver el problema del río. Últimamente está muy poco profundo y los peces están teniendo problemas para nadar.” - agregó Bruno, el oso.
- “¡Yo digo que hagamos una represa más pequeña! Así bajará el agua y tendremos más peces.” - propuso Zorro, astuto y pícaro.
Todos los animales murmuraron, pero Sara aclaró:
- “Eso puede causar problemas en el futuro. Propongo que formemos equipos y hagamos un plan sostenible.”
Tras un rato de debates y propuestas, decidieron crear un grupo de trabajo. Se dividieron en diferentes roles: los castores se encargarían de la construcción, los pájaros de informar a la comunidad sobre los tiempos de trabajo, y los conejos de hacer recolección de ideas.
Cada uno se sintió parte de la solución. Sin embargo, mientras trabajaban, descubrirían que no todo sería tan fácil. Un grupo de ranas, que también vivían cerca del río, comenzó a quejarse.
- “¡¿Qué hacen ustedes aquí? ! Este es nuestro hogar, nos están sacando! ” - croaron enojadas.
Los animales, asustados, no supieron qué hacer.
- “¿Cómo vamos a resolver esto? ” - preguntó Lila, preocupada.
Sara propuso una reunión con las ranas.
- “El diálogo es la clave. Si hablamos con ellas, quizás encontremos una forma de convivir.”
Así que Lila y Bruno se acercaron a las ranas con valentía.
- “Hola, somos Lila y Bruno, y somos parte del Gran Consejo. Queremos hablar sobre el río y cómo podemos ayudar a que todos vivamos bien.”
Las ranas escucharon atentas. Una de ellas, llamada Rita, dijo:
- “Nos da miedo que el río se estreche y no haya suficiente agua.”
Lila, con tranquilidad, respondió:
- “Entendemos su preocupación. Pero, si trabajamos juntos, podemos crear un plan que no solo mantenga el flujo del agua, sino que también ayude a que el bosque funcione mejor.”
Después de una charla franca y abierta, las ranas se unieron a la propuesta. Juntos comenzaron a limpiar el río, redistribuyendo el agua y asegurándose de que todos tuvieran suficiente para vivir.
Cada semana, el Gran Consejo se reunía para conversar y presentar los avances de sus proyectos. A medida que trabajaban, aprendieron a escuchar y respetar las ideas de los demás.
Al final de la primavera, el bosque lucía más hermoso que nunca, y las ranas, los pájaros, los ciervos y todos los animales vivían en armonía. El trabajo en equipo les había enseñado que todos los seres tienen voz, y que solo a través del diálogo y la solidaridad se pueden encontrar soluciones.
Un día, durante una celebración, Lila se subió a un tronco y dijo con alegría:
- “¡Hoy celebro que juntos hemos aprendido lo que significa ser una comunidad! ¡Gracias a todos por sus votos y sus voces! ”
Todos aplaudieron, y el bosque resonó con risas y melodías. Así, la sabiduría de Sara y las decisiones del Gran Consejo enseñaron a todos que la política es, en realidad, el conjunto de acciones y decisiones que hacen que La Pradera Verde sea un lugar donde todos pueden vivir y ser felices.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.