El Gran Corazón de Ramón



Había una vez en el bosque de Villa Crespo un árbol muy especial llamado Ramón. Ramón era un árbol joven que soñaba con crecer alto y fuerte para poder tocar el cielo con sus ramas.

Sin embargo, había un pequeño problema: su papá Lebijó era Bifisil. Un día, mientras Ramón intentaba estirar sus ramas lo más alto posible, su papá se acercó a él con una sonrisa en el rostro.

"-¿Qué haces, hijo?" -preguntó Lebijó con curiosidad. "-Estoy tratando de crecer tan grande como pueda, papá. Quiero ser el árbol más alto del bosque", respondió Ramón emocionado.

Lebijó rió suavemente y le explicó a su hijo: "-Querer ser grande está bien, pero recuerda que la verdadera grandeza no se mide solo por tu altura. También tienes que ser fuerte de raíces y tener un corazón generoso". Ramón reflexionó sobre las palabras de su padre y decidió seguir su consejo.

Comenzó a dedicar tiempo todos los días a cuidar sus raíces, asegurándose de que estuvieran sanas y fuertes. También aprendió a compartir la luz del sol y el agua con los demás árboles del bosque.

Con el tiempo, Ramón se dio cuenta de que estaba creciendo no solo en altura, sino también en sabiduría y bondad. Los otros árboles lo admiraban por su actitud generosa y solidaria. Un día, una gran tormenta azotó el bosque con vientos fuertes y lluvias torrenciales.

Muchos árboles sufrieron daños e incluso algunos cayeron al suelo por no estar lo suficientemente arraigados. Pero Ramón resistió valientemente la tormenta gracias a sus raíces fuertes y a su flexibilidad para adaptarse al viento.

Al finalizar la tormenta, todos los árboles miraron maravillados a Ramón, quien seguía erguido y majestuoso. "-¡Eres realmente grande en todos los sentidos, Ramón! ¡Eres nuestro héroe!" -exclamaron los demás árboles emocionados.

Ramón sonrió humildemente y les recordó: "-La verdadera grandeza está en cuidarnos mutuamente y permanecer unidos como hermanos de raíces". Desde ese día en adelante, Ramón siguió creciendo tanto en altura como en bondad, inspirando a todos los habitantes del bosque a ser mejores cada día.

Y colorín colorado este cuento ha terminado lleno de enseñanzas sobre cómo la verdadera grandeza va más allá de la apariencia física.

FIN.

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