El Gran Cuento de la Jungla



En un rincón mágico del mundo, había una jungla llena de colores vibrantes y criaturas maravillosas. Los árboles eran tan altos que parecían tocar el cielo, y las flores tenían aromas que invitaban a la aventura. Pero, entre todos los animales, había una pequeña tortuga llamada Tula que soñaba con explorar el mundo más allá de su hogar.

"Quiero ver más allá de esta jungla", le decía a su amiga, la ardilla llamada Lila.

"¿Pero a dónde quieres ir? Este lugar es hermoso", replicaba Lila, moviendo su colita.

"Sí, pero siempre hay un deseo por conocer lo desconocido", suspiró Tula.

Un día, mientras Tula y Lila jugaban en el arroyo, escucharon un rumor en el aire. Era un grupo de pájaros que charlaban animadamente.

"¡Escucharon?", exclamó uno de los loros.

"¡Al otro lado de la montaña hay un lago mágico!", dijo otro.

"Dicen que el agua tiene poderes especiales!", continuó un tercer loro, mientras todos aplaudían con sus alas.

Tula sintió un cosquilleo en su pancita.

"¡Eso es lo que necesito!"

"- Pero es peligroso, Tula. La montaña es alta y nunca hemos estado ahí", dijo Lila con preocupación.

"Tal vez, pero puedo ser valiente y pedir ayuda", respondió Tula.

Después de varios días de preparación, Tula decidió que estaba lista. Junto a Lila, se armó de valor y partió hacia la montaña. Al principio, el camino era fácil, lleno de flores y la melodía de los pájaros. Pero a medida que ascendían, el sendero se volvió escarpado y complicado.

Sudando con esfuerzo, Lila se detuvo.

"No sé si puedo seguir, Tula. Tengo miedo", dijo la ardilla.

Tula miró a su alrededor.

"No estás sola, ¿recuerdas? Siempre es más fácil si te ayudo", le aseguró Tula.

"¡Podemos hacerlo juntas!", agregó animada.

Así, Tula y Lila se apoyaron mutuamente, trepando y saltando, tomando un respiro en cada descanso. Finalmente, tras horas de esfuerzo, llegaron a la cima y pudieron ver el lago mágico, brillando como un espejo bajo el sol.

"¡Lo logramos!", gritó Lila emocionada.

"¡Mirá qué lindo es!", respondió Tula, con los ojos brillantes de alegría.

Ambas comenzaron a descender hacia el lago, pero pronto se dieron cuenta de que un río veloz bloqueaba su camino.

"No podemos cruzar esto", dijo Lila, angustiada.

De repente, un viejo y sabio jaguar apareció.

"¿Qué les pasa, pequeñas?", preguntó con voz grave.

"No podemos cruzar el río", respondieron al unísono.

"¿Pero saben nadar?", les preguntó el jaguar.

Lila miró a Tula y luego asintió.

"Sí, pero no estamos seguras...", dijo Tula.

Con una sonrisa, el jaguar les dijo:

"A veces hay que confiar en uno mismo y en lo que pueden lograr. Si se dejan llevar por el río, llegarán a la orilla más rápido de lo que piensan. ¡Confíen en su instinto!"

Tula se miró a sí misma y a Lila.

"¿Y si nos ayudamos a nadar juntas?", sugirió.

Lila, con renovada confianza, respondió:

"¡Sí! Vamos a hacerlo juntas, ¡después de todo, somos un equipo!"

Y así, con una gran respiración, ambas se lanzaron al agua, dejando que la corriente las llevara. Cruzaron el río, riendo y disfrutando de la aventura, y en un instante, llegaron a la orilla.

"¡Lo hicimos!", gritó Lila, mientras salían del agua.

"¡Y ahora vamos al lago!", exclamó Tula, casi saltando de felicidad.

Al llegar al lago, se encontraron con un agua reluciente y brillante. Tula se asomó y vio los colores del arcoíris reflejados en su superficie.

"- ¡Es más hermoso de lo que imaginé!", murmuró.

Ambas comenzaron a jugar en el lago, sintiendo cómo el agua mágica las llenaba de energía.

"Es increíble que hayamos tenido tanto miedo, pero que a la vez nos hayamos apoyado en cada paso", reflexionó Lila.

"¡Y todo fue por nuestra curiosidad y valentía!", respondió Tula, sonriendo.

Desde ese día, Tula y Lila aprendieron que la verdadera aventura no solo se encuentra en los lugares lejanos, sino en superar los miedos, apoyarse mutuamente y descubrir lo que llevan dentro. Y como un regalo, cada vez que miraban el lago mágico, recordaban que juntos podían enfrentar cualquier desafío.

Y así terminaron sus días, llenas de historias que contar y de nuevas aventuras por descubrir, siempre unidas, siempre curiosas, siempre valientes.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!