El gran desafío de Ale



En un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y ríos cristalinos, vivía un niño muy especial llamado Ale. A sus diez años, Ale era conocido en la escuela como el niño más estudioso. Siempre llevaba su mochila llena de libros, sus tareas al día y una sonrisa nerviosa en el rostro, pero también era un poco tímido y le costaba mucho hablar en público.

Un día, la maestra Paula anunció un gran concurso de conocimiento.

"¡Atención, chicos! El próximo mes habrá un concurso donde cada uno deberá presentar un tema de su elección. El ganador recibirá un hermoso premio: una bicicleta nueva."

Los ojos de Ale brillaron al escuchar la palabra ‘bicicleta’. Desde que sus amigos tenían bicicletas, él soñaba con tener una. Sin embargo, la sola idea de tener que hablar frente a sus compañeros lo llenaba de nervios.

"¿Qué voy a elegir?", se preguntaba mientras se rascaba la cabeza.

Pasaban los días y todos sus amigos empezaron a elegir temas.

"Yo voy a hablar sobre los dinosaurios", dijo Pedro con entusiasmo.

"Yo de las estrellas", mencionó Ana mientras dibujaba constelaciones en su cuaderno.

A medida que se acercaba la fecha, Ale sentía que el tiempo se le escapaba.

"No sé si puedo hacerlo, siempre me pongo nervioso cuando hablo frente a todos", le confesó a su mejor amigo, Lucas.

"No te preocupes, Ale. Todos están ahí para escucharte. Y si te preparás bien, vas a brillar. ¿Por qué no elegís algo que realmente te guste?", le aconsejó Lucas.

Esa noche, Ale se sentó en su escritorio rodeado de libros. Sabía que le encantaban los insectos, así que decidió hacer su presentación sobre las mariposas.

Con el tema elegido, Ale se dedicó a estudiar cada detalle, desde su vida hasta su transformación de oruga. Comenzó a ensayar su presentación frente al espejo, hablando en voz alta para practicar. Sin embargo, los nervios siempre estaban ahí.

Una semana antes del gran día, Ale decidió compartir su trabajo con Lucas.

"Creo que estoy listo, pero no estoy seguro. ¿Qué pensás?", preguntó Ale.

"¡Dale! Mostrame lo que tenés", respondió Lucas con una gran sonrisa.

Ale tomó aire y comenzó.

"¡Hola a todos! Hoy les hablaré de las maravillosas mariposas. Ellas pasan por tres etapas...".

A medida que avanzaba, se dio cuenta de que estaba disfrutando. La pasión que sentía por el tema lo ayudaba a olvidarse de los nervios. Al terminar, Lucas lo aplaudió con entusiasmo.

"¡Fue genial! Te va a ir muy bien, Ale. Creé en vos", lo animó.

El día del concurso llegó y todos los chicos estaban nerviosos. Ale se sintió ansioso, pero recordó la conversación con Lucas. Al llegar su turno, subió al escenario y respiró profundamente.

"Hola a todos, soy Ale, y hoy les hablaré sobre las mariposas..." empezó con su voz un poco temblorosa.

Pero a medida que avanzaba con su presentación, se sentía más cómodo y, de repente, los nervios empezaron a desaparecer. Contó sobre cómo las mariposas comienzan como orugas y pasan por un proceso mágico de transformación. Había incluido datos curiosos y hasta un par de imágenes que había dibujado.

Cuando terminó, la sala estalló en aplausos.

"¡Increíble, Ale!" gritó Pedro.

"Felicidades, lo hiciste muy bien", le dijo Ana.

Finalmente, la maestra Paula anunció el ganador.

"Y el premio a la mejor presentación va para... ¡Ale!"

Los ojos de Ale se abrieron como platos. No podía creerlo. Se acercó a recibir su premio, una hermosa bicicleta color azul.

"¡No lo puedo creer!", exclamó mientras sonreía.

A partir de ese día, Ale no solo se convirtió en el niño que ganó el concurso, sino también en el niño que aprendió a creer en sí mismo. Empezó a participar más activamente en clase y se volvió un líder en su grupo de amigos.

Con su nueva bicicleta, Ale recorrió el pueblo lleno de alegría y confianza, recordando siempre que los desafíos se pueden superar con preparación y valor. Ahora, cada vez que alguien se sentía nervioso acerca de hablar en público, Ale siempre decía:

"La clave está en disfrutar lo que haces y prepararte bien, ¡no hay nada que temer!"

FIN.

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