El gran desafío de la responsabilidad



Era una mañana brillante en la escuela primaria "Rincón de los Sueños". Todos los chicos estaban emocionados, ya que esa semana se llevaría a cabo la tan esperada Feria de Ciencias. Cada clase debía presentar un proyecto y el grupo de quinto grado, liderado por la profe Clara, se había propuesto hacer un volcán que erupcionara con vinagre y bicarbonato de sodio.

El clima festivo llenaba el aula, pero también se sentía una ligera tensión en el aire. A medida que las ideas comenzaban a fluir, surgiría un problema que pondría a prueba la responsabilidad de cada uno.

"Chicos, hay que dividirse las tareas de forma justa", dijo la profe Clara al ver cómo todos hablaban al mismo tiempo.

"Sí, yo puedo traer los materiales", agregó Lucho, entusiasmado.

"Yo me encargo del poster explicativo", dijo Tami, con una gran sonrisa.

"¿Yo qué puedo hacer?", preguntó Gabo, un poco inseguro.

"Podés ayudar en la construcción del volcán", sugirió Samy, siempre dispuesto a colaborar.

"Entonces, todos tenemos cosas que hacer. Hay que cumplir con lo que prometemos", recordó la profe.

La tarde anterior a la Feria, todo parecía estar en marcha. Tami había trabajado en un hermoso cartel que explicaba el proceso del volcán y Lucho había traído el vinagre y los ingredientes como había prometido. Sin embargo, cuando llegó el momento de armar el volcán, Gabo, que había sido responsable de traer el material de cartón, no había hecho su parte.

"Gabo, ¿dónde está el cartón?", le preguntó Lucho, frunciendo el ceño.

"Lo siento, me olvidé. Me quedé jugando a la Play toda la tarde y se me pasó", respondió Gabo, sin saber cómo justificarse.

Los chicos lo miraron, decepcionados.

"Pero Gabo, prometiste traerlo. Sin eso, nuestro volcán no funcionará", reclamó Tami, mientras miraba su hermoso cartel con tristeza.

"No hay tiempo para que lo compremos ahora, ya se acerca la hora de presentar", agregó Samy, preocupado.

Gabo sintió que su corazón se encogía. La culpa y la vergüenza lo invadieron.

"Lo siento, no pensé que fuera tan importante", murmulló.

En un impulso, decidió que no podría dejar que sus compañeros fallaran por su irresponsabilidad.

"Voy a intentar hacer algo. ¿Puedo usar cinta y papel para hacer algo que parezca un volcán?" propuso, mirando a sus amigos.

"Podrías intentarlo... aunque no va a ser lo mismo", dijo Lucho, un poco escéptico.

"No perdamos la esperanza. Si trabajamos rápido, tal vez podamos lograrlo", agregó Tami.

Así que, en vez de rendirse, los compañeros se unieron para ayudar a Gabo. Juntos, utilizaron pegamento, papel y la imaginación para crear un volcán improvisado. Mientras trabajaban, Gabo sintió que el peso de su error se aliviaba al ver la buena voluntad de sus amigos.

"Gracias, chicos. Aprendí que ser responsable significa también considerar a los demás. No quería decepcionarlos", dijo Gabo, ahora con una sonrisa.

El día de la Feria llegó. Aunque su volcán no era como lo habían planeado, cuando llegó el momento de la presentación, todos estaban orgullosos de lo que habían logrado juntos. Gabo tomó la palabra primero.

"Hoy quiero hablar sobre la importancia de ser responsables. No sólo se trata de cumplir promesas, también se trata de cuidar a nuestros amigos y esforzarnos por hacer las cosas bien".

"¡Eso es cierto!"

FIN.

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