El Gran Desafío de los Exámenes



Era un lunes soleado en la Universidad del Conocimiento, y todos los estudiantes estaban un poco nerviosos porque se acercaban los exámenes parciales. Entre ellos estaban tres amigos inseparables: Elena, Jorge y su compañero de clases, el maestro Juan, que siempre les decía que la educación es un viaje lleno de misterios por descubrir.

El día comenzó con un tanteo en la cafetería, donde Elena, con su mochila llena de libros, se sentó a hablar con Jorge, que tenía una sonrisa nerviosa.

"¿Estás preparado para el examen de historia, Jorge?" preguntó Elena, con un tono de preocupación.

"¡Creo que sí! Pero me quedé atascado en la Revolución Industrial. ¿Cómo me voy a acordar de todas esas fechas?" devolvió Jorge, rascándose la cabeza.

En ese momento, el maestro Juan se acercó a ellos.

"¡Hola, chicos! Escuché algo sobre un gran desafío de exámenes. ¿Cómo lo llevan?" preguntó con una sonrisa.

"No tan bien como desearíamos, maestro", confesó Elena. "Jorge no se acuerda de las fechas y yo... ¡tengo miedo a fallar!"

Juan se sentó en la mesa.

"¿Saben? En mis días de estudiante, también me sentía así. Pero encontré una forma de manejar la ansiedad. Se trata de transformar la preocupación en aprendizaje. Voy a proponerles algo divertido. ¿Qué les parece si hacemos un juego de repaso?"

Jorge y Elena se miraron emocionados y respondieron a coro:

"¡Sí!"

Juan organizó el aula como si fuera una trivia. Escribió una lista de preguntas en la pizarra y dividió a los tres en dos equipos: Elena y Jorge contra él mismo.

"El primer tema va a ser la historia. La pregunta es: ¿Cuándo comenzó la Revolución Industrial?" dijo Juan, con el aire de un presentador.

"¡Seventeen hundred and seventy!" gritó Jorge.

"¡Cerca! Pero es solamente el año, debés mencionar qué pasó y en dónde," dijo Juan riendo.

"¡Lo sé! Comenzó en Inglaterra..." dijo Elena, recordando lo que habían estudiado.

La trivia se volvió cada vez más intensa. Mientras las preguntas se sucedían, Jorge comenzó a recordar más y más. La diversión en la sala ayudaba a que todos se sintieran más tranquilos y seguros.

"Parece que Juan está más nervioso que nosotros!", bromeó Jorge, riéndose.

Pero, cuando llegó la pregunta de matemáticas, Juan estaba preparado.

"¿Cuánto es el resultado de sumar 13 y 9?"

"¡Veintidós!" gritaron ambos al mismo tiempo.

Al terminar el juego, los tres se sintieron felices y aliviados. Habían aprendido mucho más de lo que pensaban.

El día del examen llegó. Al entrar al aula, todos estaban callados y concentrados. El maestro Juan pasó por entre los escritorios dando ánimos silenciosamente. Cuando entregó las hojas, les dijo:

"Recuerden lo aprendido y confíen en ustedes mismos. ¡Ustedes pueden!"

El examen fue todo un reto, pero esta vez, la ansiedad no fue un enemigo. Con cada pregunta, Jorge se sentía más seguro; Elena recordaba las diversas respuestas y relacionaba las fechas desde el juego.

Cuando el maestro Juan corrigió los exámenes, al terminar, los llamó a su oficina.

"Chicos, estoy muy orgulloso de ustedes. Han obtenido excelentes resultados. Pero lo más importante es que aprendieron a disfrutar el proceso de aprender. ¡Sigan así!"

Jorge y Elena sonrieron entre ellos, entendiendo que el trabajo en equipo y la diversión los habían llevado a un gran logro. Encaminados a las futuras aventuras del conocimiento, los amigos decidieron seguir aprendiendo juntos, porque sabían que el aprendizaje nunca termina y siempre está lleno de sorpresas.

Y así, en la Universidad del Conocimiento, un día más, con risas y compañerismo, los tres continuaron su viaje de aprendizaje.

FIN.

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