El Gran Desafío del Búho y el Conejo



En un hermoso bosque, donde las hojas susurraban al viento y los ríos brillaban bajo el sol, vivían dos grandes amigos: un búho sabio llamado Bartolo y un conejo ágil llamado Ciro. Un día, mientras disfrutaban de un delicioso almuerzo de zanahorias y bayas, Ciro dijo emocionado:

"Bartolo, ¿alguna vez te has preguntado qué es más divertido: saltar como yo o volar como vos?"

Bartolo, con su mirada sabia, respondió:

"Oh, Ciro, creo que volar es lo mejor. Puedo ver todo desde arriba, recorrer distancias grandes y disfrutar de la libertad del cielo."

Ciro, moviendo su nariz y con una sonrisa, contestó:

"Pero saltar es genial, puedo escabullirme entre los arbustos, jugar al escondite y correr velozmente entre los árboles. ¡Es muy divertido!"

Así comenzó una pequeña disputa sobre qué era mejor: saltar o volar. Después de un rato, decidieron que la mejor forma de averiguarlo era a través de un gran desafío: ¡seis pruebas! Cada uno elegirá tres pruebas y quien gane más, será el campeón.

"Está bien, hagámoslo. ¡Que empiece la competencia!", dijo Bartolo, emocionado.

La primera prueba era una carrera para ver quién llegaba primero a la cima de la Colina de los Susurros. Bartolo voló rápido, pero Ciro, con sus ágeis saltos, llegó justo un segundo antes. El conejo brincó con alegría.

"¡Ganando la primera prueba!", gritó Ciro.

La segunda prueba era el vuelo más bajo y rápido a través de los árboles. Bartolo, con su experiencia, se deslizó entre las ramas y logró completar la tarea perfectamente, dejando a Ciro deslumbrado.

"¡Esto es más difícil de lo que parece!", exclamó Ciro, mientras aplaudía la victoria de su amigo.

La tercera prueba fue hacer piruetas en el aire y en el suelo. Bartolo, volando en círculos, hizo una impresionante exhibición. Sin embargo, Ciro, con sus saltos desternillantes y giros veloces, se llevó los aplausos de los espectadores presentes. Al terminar, cada uno tenía dos pruebas ganadas.

"¡Es un empate!", dijeron ambos al unísono, riendo.

Pasaron a la cuarta prueba: un juego de esconderse. Bartolo, con su color marrón oscuro, se camufló entre las ramas, mientras Ciro se escondió detrás de un arbusto. Terminó ganando el conejo, ya que Bartolo fue fácil de encontrar. La cuarta prueba era para Ciro, quien se emocionó aún más.

"¡Esto es increíble! ¡Voy ganando!", dijo alegre el conejo.

La quinta prueba era una batalla de velocidad. Bartolo voló alto y rápidamente, dejando a Ciro a una distancia. "¡No puedo seguir tu ritmo!", exclamó Ciro, mientras Bartolo cerraba su triunfo triunfalmente. Ahora estaban 3-2, con Bartolo adelante.

"Sigo ganando", dijo Bartolo, con una sonrisa burlona.

La última prueba era de resistencia: debían saltar y volar en un recorrido de obstáculos. En esa última prueba, trabajaron juntos, usando las habilidades del otro. “¡Yo te ayudo y tú me ayudas! ”, gritó Ciro, mientras Bartolo hacía giros y vueltas, facilitándole el camino con sus consejos. Ciro también ayudó a Bartolo a evaluar mejor los obstáculos.

Finalmente, al superar la prueba, ambos se dieron cuenta de que cada uno había ganado tres pruebas. Mirándose a los ojos, sonrieron, felices de haber participado juntos.

"Creo que al final nos dimos cuenta de que tanto el salto como el vuelo son maravillosos y tienen su uso," dijo Bartolo, reflexionando.

"Totalmente, cada uno tiene habilidades especiales que nos ayudan a sobrevivir y divertirnos en este hermoso bosque," añadió Ciro.

Con esta conclusión, se dieron cuenta de que no tenía sentido discutir sobre cuál era mejor. Ambos eran útiles a su manera y deberían celebrar sus diferencias.

Desde aquel día, siguieron siendo los mejores amigos y se ayudaban mutuamente en sus aventuras. Así, el búho y el conejo aprendieron que todos son especiales y aportan algo al mundo, así como cada habilidad tiene su propósito. Y así, el bosque estuvo lleno de alegría y amistad, donde saltar y volar se convirtieron en parte del juego diario.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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