El Gran Desafío del CEIP UGA
Era un día soleado en Lanzarote y los alumnos del CEIP UGA estaban ansiosos por la competencia anual de talentos. El maestro Pablo, un apasionado de la enseñanza y los desafíos creativos, había organizado un evento especial.
"¡Escuchen, chicos! Este año vamos a hacer algo diferente. Vamos a formar equipos y cada uno deberá preparar una presentación que muestre su talento especial", anunció el maestro.
Los chicos comenzaron a murmurar emocionados. Óscar Gael, un apasionado de la música, conectó con Samuel, que siempre había querido tocar la guitarra.
"Yo puedo cantar y tú puedes tocar, ¡hagamos una banda!", propuso Óscar Gael.
En el rincón de la clase, Adriel y Marie estaban discutiendo ideas para una obra de teatro.
"Podríamos hacer una historia sobre un dragoncito y su búsqueda de amistad", sugirió Adriel.
"¡Sí! Y podemos hacer disfraces de dragones", añadió Marie con entusiasmo.
Lola y Sofía decidieron que hacer un baile de danza contemporánea era lo que mejor les saldría. Mientras tanto, Isaac, Adriana y Deivid pensaban en hacer una presentación de ciencias con experimentos divertidos.
A medida que pasaban los días, la emoción crecía. Todos estaban trabajando duro en sus presentaciones. Sin embargo, el día antes de la competencia, algo inesperado sucedió.
"Chicos, ¡me olvidé de practicar para el canto!", exclamó Óscar Gael, preocupado.
"No te preocupes, hay tiempo. Podemos practicar juntos esta noche en mi casa", ofreció Samuel.
Lo que no sabían era que una extraña tormenta se avecinaba y los vientos arrastraron las partituras y los disfraces de todos los equipos hacia el mar. Cuando llegaron a la escuela al día siguiente, todo parecía caos.
"¡No puede ser! Mis disfraces... ¡se fueron!", lloró Adriel.
"¿Y nuestras partituras? ¡Son importantes!", se quejó Óscar Gael.
El maestro Pablo reunió a todos y les propuso un nuevo plan.
"Muchachos, a veces las cosas no salen como esperamos, pero podemos adaptarnos. ¿Qué les parece si improvisamos?", les sugirió sonriente.
La idea de improvisar entusiasmó a todos. Cada equipo se ayudó mutuamente para crear nuevas actitudes. En lugar de enfocarse en lo que habían perdido, se centraron en lo que podían crear en ese momento.
"¡Podemos hacer un show en el que cada uno presente algo diferente!", propuso Lía.
El resto de los chicos estuvo de acuerdo. Así nació un espectáculo que unió música, danza, teatro y ciencia. Todos trabajaron en equipo, llevando a cabo su nuevo plan.
Finalmente, llegó el día de la presentación. A medida que uno a uno se subían al escenario, el público aplaudía con entusiasmo. Cuando llegó el turno de la banda de Óscar Gael y Samuel, el nerviosismo se transformó en emoción.
"Estamos listos, ¡vamos!", dijo Óscar Gael al micrófono.
La música comenzó, y pronto todos estaban cantando y disfrutando. Los chicos del CEIP UGA descubrieron que, al crear en conjunto, podían superar cualquier obstáculo.
Cuando terminó el evento, el maestro Pablo se acercó.
"¡Felicidades a todos! Lo que hicieron hoy no solo muestra su talento, sino también su capacidad de adaptarse y colaborar. Eso es más importante que cualquier premio", expresó con orgullo.
Los alumnos volvieron a casa esa tarde no solo con sonrisas y aplausos, sino con una lección en sus corazones: en la diversidad y el trabajo en equipo, siempre se encuentra la verdadera magia.
FIN.