El Gran Desafío del Equipo Kaboa
Era un soleado día de octubre cuando Fran y Mili se preparaban para otro entrenamiento con su equipo de baloncesto, el equipo Kaboa. Habían sido amigas desde siempre, compartiendo no solo el amor por el deporte, sino también risas, secretos y sueños.
Esa mañana, mientras ataban sus zapatillas en la cancha, Mili le dijo a Fran: "Hoy tenemos que jugar mejor que nunca, estamos a solo un mes del gran torneo de la ciudad."
Fran asintió con entusiasmo. "Sí, y hoy quiero hacer esa jugada nueva que practicamos con el entrenador. Pero, ¿y si me equivoco?"
Mili sonrió y le dio una palmadita en la espalda. "No te preocupes, lo importante es intentarlo. A veces se gana, a veces se aprende. ¡Vamos a divertirnos!"
Mientras la práctica comenzaba, el equipo se notaba más enfocado que nunca. Fran trabajaba en su tiro, mientras Mili ejercía su agilidad con dribles rápidos. Sin embargo, en un momento, el entrenador reunió a todo el equipo. "Chicos, tengo un anuncio. Hemos sido seleccionados para participar en un torneo internacional de mini baloncesto en la ciudad vecina."
Los ojos de todos brillaron de emoción, pero, de repente, el entrenador añadió: "Solo hay un problema, solo podemos llevar a un equipo de cinco jugadores."
En el silencio que siguió, Fran sintió un nudo en el estómago. Tanto tiempo entrenando junto a Mili sería puesto a prueba. ¿Quiénes quedarían en el equipo final?"¿Qué vamos a hacer?" - dijo Mili con una voz temblorosa. "No quiero que esto afecte nuestra amistad."
Fran asintió, tratando de mantener la calma. "Lo sé. Pero debemos dar lo mejor de nosotros. Si llegamos a ser elegidas, ¡será increíble!"
Los días siguieron con entrenamientos intensos y cada vez que se enfrentaban a un desafío, las dos amigas se apoyaban mutuamente. Una tarde, mientras practicaban en el parque, Mili falló en una jugada importante y se sintió frustrada. "Oh, no! Nunca voy a lograrlo."
"Mili, todos fallamos. ¿Te acordás de aquel partido donde tiré diez aros y solo metí dos?" - le recordó Fran. "Lo importante es levantarse, seguir intentándolo y aprender de los errores."
Las palabras de Fran resonaron en Mili, quien sonrió. "Tenés razón, Fran. Vamos a seguir practicando."
Mientras se acercaba la fecha del torneo, el día de la selección llegó. El entrenador eligió a los cinco jugadores del equipo Kaboa: estaba Fran, pero no Mili. La noticia cayó como un balde de agua fría.
"Lo siento, Mili. Sé cuánto te esforzaste."
Mili, aunque decepcionada, respondió con una gran madurez. "Fran, estoy muy feliz por vos. Siempre serás parte de mi equipo, no importa dónde estemos."
El corazón de Fran se llenó de gratitud, y decidió que no podía dejar que su amiga se sintiera así. "Voy a llevarte conmigo a apoyar al equipo. ¡Tú también eres Kaboa!"
Mili aceptó la invitación, decidida a animar a sus amigas y mostrarles lo que había aprendido. Y así, el día del torneo, Mili se convirtió en la animadora más entusiasta. Ella pintó el rostro de Fran con los colores del equipo y levantó pancartas.
Mientras Fran jugaba, recordó todo lo que habían hablado, cada error se convirtió en una oportunidad de aprendizaje. Los Kaboa avanzaron en los partidos y, a pesar de la presión, Fran se acordaba de su amiga que la apoyaba desde las gradas.
Al final del torneo, los Kaboa lograron llegar a la final. El partido estaba reñido y, sólo un segundo para el final, el marcador estaba empatado.
Fran, concentrada, recordaba las palabras de Mili: “No hay que temer a los errores”. Se posicionó, tomó el balón y, con un brillante movimiento, lanzó un tiro a la canasta...
¡Y anotó! El equipo estalló de alegría mientras la multitud gritaba. Fran corrió hacia Mili, quien estaba saltando de felicidad.
"Lo logramos, Fran! ¡Sos increíble!" - gritó Mili, abrazándola.
"No hubiera sido posible sin tu apoyo, Mili. Kelly, Alex y yo somos un equipazo, ¡pero vos también lo sos!"
Desde ese día, Fran y Mili aprendieron que, aunque el deporte puede ser competitivo, la amistad siempre es el verdadero triunfo. Decidieron ser siempre un gran equipo, apoyándose mutuamente en cada paso.
La historia de las dos amigas se convirtió en una inspiración no sólo para su equipo, sino para todos aquellos que sentían que la amistad y el trabajo en equipo eran la clave para alcanzar cualquier sueño.
FIN.