El Gran Desafío del Reciclaje
Era un día soleado en el colegio San Martín, y los niños estaban emocionados porque se acercaba la feria del medio ambiente. La maestra de ciencias, la señorita Ana, había contado que ese año habría un gran desafío de reciclaje, y todos querían participar.
"Chicos, ¿saben qué es el reciclaje?" - preguntó la señorita Ana mientras escribía en la pizarra.
"Yo sé, es cuando tomamos cosas viejas y las hacemos nuevas" - exclamó Tomi, un niño curioso.
"¡Exacto! Es muy importante para cuidar nuestro planeta", dijo la maestra.
Cada curso debía recolectar la mayor cantidad de residuos reciclables posibles: papel, plástico y cartón. El grupo de Tomi, compuesto por sus amigos Lila y Nacho, se comprometió a ganar el concurso.
"Vamos a hacer un poster gigante de reciclaje para motivar a todos en la clase", sugirió Lila con entusiasmo.
"Y también podemos organizar una competencia entre las aulas para ver quién junta más residuos," propuso Nacho.
Los días pasaron, y el grupo trabajaba duro. Recorrieron el vecindario pidiendo a sus vecinos que donaran materiales reciclables. Construyeron un gran contenedor de cartón decorado con dibujos y letreros sobre la importancia de reciclar. Pero, a medida que se acercaba el día de la feria, Noti, la mascota del colegio, que era un loro parlante, les hizo una advertencia.
"Chicos, más allá de juntar materiales, deben asegurarse de que todo esté limpio y seco para poder reciclarlo. ¿Lo sabían?"
"¡Oh no!" - gritaron todos al unísono. Habían recolectado muchas cosas, pero no se habían fijado en ese detalle. Rápidamente, se pusieron a separar lo que se podía reciclar de lo que no, y a lavar todo lo que era necesario.
Finalmente, llegó el día de la feria. Las aulas estaban decoradas con plantas, juguetes reciclados y, sobre todo, con mucho entusiasmo. El jurado, compuesto por profesores y algunos padres, llegó a evaluar el trabajo de todos.
Cuando llegó el momento de mostrar su trabajo, Tomi, Lila y Nacho se sintieron nerviosos. Pero cuando presentaron su contenedor lleno de residuos reciclables y contaron todo lo que habían aprendido, la emoción los invadió.
"¡Nosotros no solo juntamos, sino que también educamos a nuestra comunidad sobre el reciclaje!" - exclamó Lila, luciendo su gran sonrisa.
"¡Y nos divertimos un montón!" - agregó Tomi.
El jurado, impresionado por su creatividad y dedicación, deliberó. Al final, el colegio decidió que todos los cursos eran ganadores, porque cada uno había aportado algo único a la feria.
"¡Esto no termina aquí!" - anunció la señorita Ana. "Vamos a implementar un programa de reciclaje permanente en el colegio, y cada uno de ustedes será embajador del reciclaje."
Los niños saltaron de alegría. Aprendieron que la verdadera victoria no era solo ganar un concurso, sino hacer una diferencia en su comunidad y cuidar del medio ambiente. Desde ese día, el colegio San Martín se convirtió en un ejemplo de compromiso y amor por la naturaleza, liderado por los pequeños embajadores del reciclaje.
FIN.