El Gran Desafío del Salón



Era un día soleado en la Escuela Primaria Arcoíris. Todos los alumnos estaban emocionados por el anuncio de la maestra Ana: "¡Hoy vamos a tener un desafío especial de limpieza y organización en el salón!". Mateo, Mathias y Laura, tres amigos inseparables, se miraron con emoción.

"¡Esto va a ser genial!", exclamó Mateo.

"Sí, pero hay tanto por hacer", dijo Mathias, mirando a su alrededor. El salón estaba un poco desordenado: papeles por el suelo, libros fuera de sus estantes y lápices desparramados por todas partes.

"No se preocupen, ¡nosotros podemos hacerlo!", animó Laura. "Si todos colaboramos, será más fácil y rápido".

La maestra Ana sonrió y explicó las reglas del desafío: "Tendrán 30 minutos para organizar el salón, ¡y el grupo que lo haga mejor ganará una sorpresa!"

Los tres amigos decidieron dividirse las tareas. Mateo se encargaría de los libros, Mathias de los lápices y Laura de los papeles. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que no había suficientes estantes para guardar todos los libros.

"¿Qué hacemos ahora?", se preocupó Mateo.

"Podemos apilarlos en la mesa, pero eso no es muy ordenado", sugirió Mathias.

"Esperen, tengo una idea!", propuso Laura. "Tal vez podamos crear una pequeña biblioteca en un rincón y poner los libros allí por ahora".

Los tres se pusieron a trabajar en la nueva estación de libros y, al terminar, se sintieron orgullosos. Pero al dar un paso atrás, se dieron cuenta de que estaban sepultados en papeles.

"Oh no, olvidamos los papeles!", dijo Mathias. "¿Qué hacemos? Hay un montón".

"Podemos hacer montones: uno para reciclar, otro para guardar y uno para papeles importantes", sugirió Laura. Casi mágicamente, cada uno encontró la tarea perfecta para el resto de la limpieza.

Mientras organizaban, Mateo encontró una caja llena de lápices rotos.

"¡Miren esto!", exclamó. "¿Por qué no hacemos un concurso de quién puede arreglar más lápices rotos?". Su idea fue recibida con entusiasmo.

"¡Sí! Así los podemos usar de nuevo!", dijo Mathias, comenzando a juntar los lápices.

"Pueden ver quién es el mejor reparador de lápices mientras sigo organizando, ¡los quiero listos para nuestra próxima clase!", agregó Laura, riendo.

Después de unos minutos, comenzaron a ver resultados y el salón se veía mucho mejor. Mateo, Mathias y Laura se dieron cuenta de cómo su trabajo en equipo y creatividad transformaron el desorden en una hermosa y organizada aula.

"Miren cómo quedó el rincón de los libros, ¡parece una biblioteca!", alegó Mateo, feliz con su trabajo.

"Y nuestros lápices están como nuevos. ¡No puedo esperar para ver quién los usará primero!", dijo Mathias.

"Y los papeles también están listos, todo en su lugar. ¡Al final hemos logrado mucho!", agregó Laura entusiasmada.

Cuando la maestra Ana volvió, no podía creer lo que veía.

"¡Increíble! No solo han limpiado el salón, ¡sino que además lo transformaron! He aquí su sorpresa…"

Los tres amigos se miraron emocionados.

"¿Qué será?", preguntó Laura, casi saltando de la emoción.

"¡El cine en el aula este viernes!", anunció la maestra. "Ustedes tendrán el privilegio de elegir la película".

"¿En serio? ¡Es la mejor recompensa!", gritaron juntos.

Y así, gracias al orden y el trabajo en equipo, Mateo, Mathias y Laura no solo lograron un salón hermoso, sino también una hermosa experiencia de amistad, colaboración y creatividad, aprendiendo que el trabajo en conjunto puede transformar cualquier desafío en una oportunidad.

Desde aquel día, el salón Arcoíris siempre mantenía el orden, y los tres amigos se convirtieron en los champions de la limpieza, organizando desafíos cada semana, inspirando a sus compañeros a hacer de su aula un lugar especial y ordenado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!
1