El gran descubrimiento de Mateo



Mateo era un niño curioso y travieso que siempre andaba metido en alguna travesura. Sin embargo, detrás de su sonrisa juguetona, escondía un secreto: no le gustaba mostrar sus emociones.

Siempre que se sentía triste o enojado, se esforzaba por contener las lágrimas y fingir que todo estaba bien. Pero un día, algo inesperado sucedió. Durante una excursión al parque, Mateo se cayó y se lastimó la rodilla.

El dolor era intenso, y sin poder contenerse, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Entre sollozos, Mateo fue consolado por su mamá, quien le dijo: "Está bien llorar, Mateo. Es una forma de liberar lo que sientes." A partir de ese momento, Mateo descubrió que llorar no era algo malo.

Aceptó que todas las emociones son naturales y que expresarlas es parte de ser humano.

Desde entonces, cada vez que se sentía triste, enojado o asustado, permitía que las lágrimas fluyeran y encontraba consuelo en el abrazo de sus seres queridos. Este gran descubrimiento lo ayudó a ser más comprensivo con sus propios sentimientos y con los de los demás, convirtiéndose en un niño más feliz y seguro de sí mismo.

FIN.

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