El Gran Desfile de Navidad



Era diciembre en el pequeño pueblo de Nieve Alegre, y la emoción por la llegada de la Navidad se palpaba en el aire. Caterina, una niña de diez años llena de energía, había decidido organizar un desfile de Navidad con sus amigas y sus adorables perritos.

Un día soleado, Caterina se reunió con sus amigas Inés, Rubí, Xisca, Auba, María, Bestard, Nuria y Margalida en el parque. Todos tenían un gran plan: vestir a sus perritos como papá Noel y pasearlos por el pueblo.

"¡Chicas, imaginen la cara de felicidad de todos cuando nos vean llegar con nuestros perritos vestidos de papá Noel!" - dijo Caterina entusiasmada.

"¡Sí! ¡Como una gran familia de renos y papá Noel!" - agregó Rubí.

"Y tendremos que decorarlos con campanitas, ¡se verán increíbles!" - exclamó Xisca mientras abrazaba a su perrito salchicha llamado Fosca.

Las chicas se pusieron manos a la obra. Compraron telas rojas y blancas, campanitas brillantes y hasta pequeños gorros de papá Noel para sus mascotas. Pasaron la tarde creando hermosos trajes,

Finalmente, llegó el día del desfile, y el pueblo estaba lleno de luces y adornos navideños. Todos los vecinos se reunieron en la plaza central para presenciar el gran evento. Caterina, con su vestido de lluvia y gorro navideño, tomó la delantera junto a su perro, un salchicha llamado Tigre, que llevaba su pequeño traje de papá Noel.

"¡Vamos, Tigre! ¡Es hora de brillar!" - gritó Caterina mientras comenzaban a marchar.

A medida que avanzaban por la ciudad, el entusiasmo seguía creciendo. Cada una de las chicas llevaba a su perrito con orgullo, y no sólo los perritos, sino que todos estaban vestidos de papá Noel. El pueblo estaba encantado y las risas resonaban entre las luces de Navidad.

Sin embargo, en un momento inesperado, mientras pasaban frente a la gran fuente del parque, Fosca, el perrito salchicha, se escapó. Corrió detrás de una ardilla y, sin querer, se perdió entre los árboles.

"¡Fosca!" - gritó Xisca, preocupada. "¡Volvé!"

"No te preocupes, Xisca, encontraremos a Fosca juntos" - dijo María, tratando de calmar a su amiga.

Las chicas se dividieron en grupos y comenzaron a buscar a Fosca. Caterina y Auba decidieron explorar un poco más allá, y finalmente, escucharon un suave ladrido.

"¡Ahí está!" - exclamó Caterina emocionada. "¡Fosca!"

Corrieron hacia el sonido y encontraron a Fosca atrapada entre unas ramas, intentando alcanzar una pelota roja que había caído allí.

"¡Pobrecita!" - dijo Auba. "¡Vamos a ayudarla!"

Juntas lograron liberar a Fosca, y cuando la llevaron de vuelta, todos los demás estaban aliviados y felices.

"¡Fosca, no vuelvas a hacer eso, tenemos que mantenernos juntos!" - dijo Xisca con un suspiro.

"Es parte de la diversión, pero no la próxima vez. Quizás deberíamos hacer un mapa por si se pierde de nuevo" - sugirió Bestard, con una sonrisa.

Todos se reían y, aunque el desfile no había salido tal como estaba planeado, fue aún mejor, porque aprendieron la importancia de la unión y de cuidar a los que queremos.

Al finalizar la jornada, las chicas se acercaron a la plaza principal, donde un gran árbol de Navidad iluminaba el cielo. Con sus perritos en brazos y una gran sonrisa, comprendieron que la Navidad era mucho más que regalos y desfiles; se trataba de amistad, diversión y estar siempre a la par de quienes amamos. Y así, eligieron hacer del próximo año una tradición, un desfile lleno de aventuras, sorpresas y, por supuesto, mucho amor.

"¡Hasta el año que viene!" - gritaron todas juntas, mientras Fosca hacía un giro feliz alrededor de los pies de su dueña.

Y así, en Nieve Alegre, la diversión y la amistad se volvieron el verdadero espíritu de la Navidad, y cada año, el desfile fue aún más especial, lleno de historias que contar y momentos que vivir.

FIN.

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