El Gran Desfile de Reciclaje del Jardín San Gabriel



Era un hermoso día soleado en el Jardín de Infantes San Gabriel. Los niños estaban emocionados porque se acercaba el Gran Desfile de Reciclaje, una actividad muy esperada por todos. Esa mañana, cada uno de los niños llegó con su mejor sonrisa y sus trajes hechos de materiales reciclables.

"¡Miren mi disfraz!" dijo Sofía, agitando su vestido hecho de bolsas de plástico de colores. "¡Soy una bolsa mágica!".

"¡Genial, Sofía!" respondió Lucas, que se había hecho un sombrero increíble con tapas de botellas. "Yo soy el reciclador más famoso de la ciudad".

Todos los niños se reían y compartían sus trajes, cada uno más creativo que el otro. Estaba Tomás disfrazado de un gran árbol hecho de cartón pintado de verde, y Clara que llevaba un abrigo de papel de regalo reciclado.

Los niños eran conscientes de que no sólo estaban participando en un desfile, sino que estaban enviando un mensaje muy importante: ¡es posible crear cosas hermosas a partir de lo que otros consideran basura!"Se viene el concurso de disfraces, chicos", anunció la seño Ana, con una gran sonrisa. "Recuerden, lo más importante es el mensaje de cuidar nuestro planeta".

Todos los niños comenzaron a armar en sus cabezas cómo iban a mostrar su amor por la Tierra durante el desfile.

Cuando llegó la hora del desfile, el patio del colegio se llenó de color, risas y música. La seño Ana hacía sonar un tambor mientras los niños pasaban desfilando uno por uno.

"¡Miren a Sofía!" gritó Lima, una de las compañeras. "¡Ella va a convertir la pasarela en un océano de plástico!".

Justo en el momento en que Sofía estaba en el centro del patio, un viento leve hizo volar algunas de las bolsas de su vestido.

"¡Aaaah!" gritó Sofía, intentando atraparlas. Pero en lugar de verse mal, ¡fue un espectáculo! Las bolsas volaban en el aire y todos comenzaron a aplaudir.

"¡Sofía, sos una artista!" le gritó Lucas mientras danzaba alrededor de ella.

La explosión de risas contagió a todos y así continuó el desfile. Al finalizar, cada niño tuvo su momento de brillar en el escenario - incluso el pequeño Mateo que había hecho un disfraz de robots con latas de conservas.

"¡Soy un robot reciclador!" exclamó con su voz metálica, lo que provocó una ola de risas y aplausos.

Luego de cada presentación, la seño Ana preguntaba a los niños sobre qué materiales usaron en su disfraz y de dónde salieron.

"Yo hice mi corona con cartón de las cajas de cereales" dijo Clara.

"Y yo mi fondo con papeles viejos de regalos" agregó Tomás.

Todos fue un momento de aprendizaje y descubrimiento. Al final, la seño Ana les dijo:

"Chicos, todos han hecho un gran trabajo. No solo por sus trajes, sino porque han aprendido lo importante que es cuidar de nuestro hogar, la Tierra".

Y al final, decidieron que al ser todos ganadores, se haría una fiesta con una merienda hecha con productos reciclados por los padres, como galletas de avena y jugo de frutas en botellas reciclables.

Todos se fueron a casa felices y llenos de ideas sobre cómo seguir cuidando a su querido planeta. De ese día, el Jardín San Gabriel prometió realizar cada año el Gran Desfile de Reciclaje, donde cada niño no solo brilla en su traje, sino que también se convierte en un gran defensor del medio ambiente.

"El próximo año, quiero ser un pájaro del reciclaje" dijo Sofía, mientras soñaba lo que sería otro gran desfile.

FIN.

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