El Gran Desorden del Patio
Era un día soleado y los cuatro amigos, Facundo, Celeste, Manuela y Santiago, se encontraron en el patio de la escuela. La Profesora Eli había preparado una tarde de juegos con muchos juguetes. Había pelotas, títeres, bloques de construcción y hasta una caja llena de colores para pintar.
"¡Vamos a jugar!" - exclamó Facundo, mientras corría hacia la caja de bloques.
"Sí, pero primero, ¿por qué no organizamos los juguetes en el orden que nos gusta?" - sugirió Celeste.
"Buena idea, así podemos encontrar todo más rápido" - agregó Manuela.
"Yo quiero jugar con los títeres primero!" - dijo Santiago, emocionado.
Así que los cuatro amigos decidieron organizar los juguetes. Cada uno eligió su juguete favorito. Facundo eligió los bloques, Celeste los colores, Manuela los títeres y Santiago la pelota. Sin embargo, mientras organizaban, comenzaron a discutir sobre cuál era el mejor orden.
"Los bloques deben ir primero porque son los más grandes y los necesitamos para construir" - argumentó Facundo.
"No, los colores son más divertidos y pintaremos algo hermoso" - replicó Celeste.
"Pero los títeres cuentan historias fascinantes y podríamos hacer una obra!" - insistió Manuela.
"A mí me gusta correr con la pelota, eso también es divertido" - defendió Santiago.
La discusión se intensificó y los amigos comenzaron a gritar, cada uno defendiendo su juguete favorito. De pronto, la Profesora Eli apareció para poner un poco de orden.
"¡Chicos, chicos! Vamos a calmarnos. Cada uno tiene una idea diferente, pero eso no significa que no podamos jugar juntos. ¿Qué tal si hacemos una ronda?" - propuso la Profesora Eli.
Todos se miraron, algo dudosos, pero luego asintieron. La profesora les explicó su idea.
"Podemos jugar con cada juguete uno tras otro. Primero los bloques, luego pintamos, después usamos los títeres y terminamos con la pelota. De esa manera, todos nos divertimos y disfrutamos de cada actividad" - explicó con una sonrisa.
"Está bien, suena justo" - dijo Facundo, un poco más tranquilo.
"¡Sí! Vamos a construir algo enorme primero!" - celebró Santiago.
Así, los amigos se pusieron manos a la obra. Empezaron a construir un castillo gigante con los bloques. Cuando terminaron, lo pintaron con los colores. Luego, usando los títeres, crearon una historia sobre un rey que vivía en un castillo mágico con criaturas fantásticas. Todos se reían y aplaudían mientras Manuela movía sus títeres como si estuvieran vivos.
Finalmente, era el turno de la pelota. Santiago lanzó la pelota al aire y todos corrieron a atraparla. Luego se unieron en un divertido juego de pases utilizando toda su energía.
El tiempo pasó volando y el sol comenzaba a ocultarse. Antes de irse, la Profesora Eli les dijo:
"¿Vieron cómo todos sus juguetes pueden ser igual de divertidos si usamos la imaginación?" - sonrió mientras los amigos asentían, felices.
"Sí, ¡nos organizamos y compartimos!" - exclamó Celeste.
"Me gusta jugar juntos. Fue mucho más divertido así" - añadió Manuela.
"Nunca había pensado en jugar de esa manera, ¡quiero hacerlo siempre!" - dijo Facundo.
"¡Yo también!" - gritó Santiago.
Así, aprendieron que a veces es necesario escuchar a los demás, compartir y organizarse para disfrutar juntos. Desde ese día, nunca más pelearon por el orden de los juguetes, porque sabían que la diversión siempre estaba en el juego en equipo.
FIN.