El Gran Día de Acción de Gracias



Era una hermosa mañana en un pequeño pueblo de EE.UU. Todos los niños de la escuela estaban emocionados porque se acercaba el Día de Acción de Gracias. Era una festividad muy especial en la que las familias se reunían para compartir una gran comida y dar gracias por todo lo que tenían.

Los protagonistas de nuestra historia son Mia y Tomás, dos amigos muy curiosos.

"¿Qué es lo que más te gusta del Día de Acción de Gracias, Tomás?" preguntó Mia mientras caminaban hacia la escuela.

"¡La comida!" respondió Tomás con una gran sonrisa.

"A mí también, pero me encanta ver a toda mi familia reunida" dijo Mia.

En la escuela, la maestra les habló sobre la historia de esta celebración.

"El Día de Acción de Gracias comenzó hace mucho, mucho tiempo, cuando los peregrinos y los nativos americanos compartieron una comida" explicó la maestra.

Todos los niños estaban fascinados por la historia. Una niña, Sofía, levantó la mano y preguntó:

"¿Y por qué se llama 'Día de Acción de Gracias'?"

"Porque es un día para agradecer todo lo que tenemos y compartir con los demás" respondió la maestra.

Mia y Tomás decidieron que este año querían hacer algo especial. Así que comenzaron a pensar en ideas.

"¡Podríamos hacer tarjetas de agradecimiento para nuestras familias!" dijo Mia.

"¡Sí! Y también podríamos ayudar a preparar la comida" agregó Tomás emocionado.

Al día siguiente, Mia y Tomás se pusieron manos a la obra. Hicieron hermosas tarjetas con dibujitos de pavos, calabazas y flores.

"Mira, Tomás, esta tarjeta tiene una calabaza gigante!" gritó Mia.

"¡Es genial!" contestó Tomás mostrando la suya con un pavo dibujado.

El día de Acción de Gracias llegó y había un aroma delicioso en el aire. Las familias se reunieron en la casa de Mia para celebrar. La mesa estaba llena de platos coloridos: pavo, puré de papa, ensaladas, y por supuesto, ¡tarta de calabaza!"¡Hola, familia!" saludó Mia.

"¡Estoy tan feliz de verlos a todos!" añadió Tomás.

Antes de comenzar a comer, la abuela de Mia propuso un juego especial.

"Cada uno tiene que decir una cosa por la cual está agradecido" dijo la abuela con una sonrisa.

Y así, cada uno fue compartiendo:

"¡Yo estoy agradecido por mis amigos!" dijo Tomás.

"Yo por mi familia" dijo Mia.

"Yo por poder vivir en un lugar tan bonito" comentó el papá de Mia.

Mia miró a su alrededor y se dio cuenta de lo afortunada que era por tener gente que la quería.

"Estoy agradecida por cada uno de ustedes" dijo mientras les mostraba las tarjetas que había hecho.

"¡Son hermosas!" exclamó la abuela.

"¡Vamos a usarlas para decorar!" sugirió Tomás.

Y así, cada tarjeta quedó en la mesa como un recordatorio de gratitud. Comenzaron a comer y todos disfrutaron de la comida, riendo y recordando momentos felices.

Al final del día, Mia y Tomás se sintieron muy emocionados. Habían hecho algo especial y habían aprendido que la verdadera celebración del Día de Acción de Gracias era la unión y el amor entre la familia y amigos.

"¡No puedo esperar hasta el próximo año!" gritó Tomás mientras se despedían.

"¡Yo tampoco!" respondió Mia con una gran sonrisa.

Y así, el Gran Día de Acción de Gracias se convirtió en un recuerdo inolvidable para todos.

El fin.

FIN.

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