El Gran Día de la Amistad



Era un día soleado en la escuela primaria "El Arco Iris". Los niños estaban emocionados porque se celebraba el Gran Día de la Amistad. Todos estaban preparando una actividad grupal en la que tendrían que mostrar lo mejor de cada uno para formar un mural gigante. Sin embargo, no todo era paz y amor en la clase de cuarto grado.

Desde la esquina del salón, dos grupos se miraban con desconfianza. Por un lado, estaba el grupo de Lucas y su amiga Sofía, que habían decidido dibujar un enorme dragón. Por el otro lado, estaba el grupo de Mariana y Tomás, quienes querían pintar un arcoíris con nubes felices.

"¡No pueden dibujar un dragón, no va con el tema de la amistad!" - dijo Mariana, cruzando los brazos.

"¿Y a vos qué te importa? Las criaturas mágicas también pueden ser amigas" - respondió Lucas, mientras se pasaba el lápiz entre los dedos.

Las palabras se fueron calentando y pronto se dio inicio a un intercambio de insultos amistosos, pero poco pacíficos.

"Ustedes son unos aburridos" - gritó Sofía.

"Y ustedes unos inmaduros" - replicó Tomás, con un gesto despectivo.

Todo iba mal y el tiempo pasaba. La profesora, la señorita Laura, decidió intervenir cuando vio que la situación se salía de control.

"Chicos, un momento, ¿qué está pasando aquí?" - preguntó con calma.

"¡No nos dejan hacer nuestro dragón!" - exclamó Lucas.

"¡Y ellos no quieren que pintemos el arcoíris!" - añadió Mariana, visiblemente frustrada.

La señorita Laura los miró a todos y dijo:

"Entiendo que quieren plasmar sus ideas, pero ¿por qué no intentan encontrar una forma de combinar ambas propuestas?"

Los niños se miraron confundidos. ¿Combinar un dragón y un arcoíris?

Sofía rompió el silencio:

"Podríamos hacer que el dragón viva en un arcoíris. Podría ser un dragón que cuida el arcoíris."

Mariana se mostró pensativa por un momento y luego sonrió:

"¡Y podríamos agregar nubes alrededor! El dragón podría jugar con ellas."

Todos se quedaron callados mientras pensaban. Después de un instante, Tomás dijo:

"Me gusta esa idea. ¡Sería increíble!"

Así, el ambiente cambió. Los equipos se reunieron y empezaron a trabajar juntos en su nuevo mural. Más allá de que cada uno tenía su propio estilo, las risas comenzaron a llenar el aula mientras las ideas se combinaban y los lápices y pinceles bailaban sobre el papel.

"¡Mirá qué lindo está quedando!" - comentó Sofía, mientras le pasaba un color a Mariana.

"Sí, ¡lo estamos haciendo genial!" - agregó Lucas.

Con el paso de las horas, el mural fue tomando forma. Los niños se olvidaron de sus diferencias y en su lugar, surgió una gran amistad. Cuando la campana sonó al final del día, todos se detuvieron a observar su obra maestra: un gran dragón colorido que volaba sobre un hermoso arcoíris, rodeado de nubes sonriendo.

"¡Lo logramos!" - gritaron al unísono, celebrando su trabajo en equipo.

"Esto es mucho más divertido que pelearse" - dijo Tomás, sonriendo a sus nuevos amigos.

"Sí, ¡la amistad siempre encuentra la mejor solución!" - agregó Mariana, guiñando un ojo a Lucas y Sofía.

Así terminó el Gran Día de la Amistad en la escuela "El Arco Iris". Los niños aprendieron que, a pesar de las diferencias, al trabajar juntos se podían alcanzar cosas maravillosas.

Y con un mural lleno de color, el aula se convirtió en un símbolo de su nueva amistad.

FIN.

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