El Gran Día de la Convivencia



Era un día nublado y los peques del Primaria 3 estaban llenos de energía. Pero había un problema: la clase de cuarto grado estaba dividida entre dos grupos. Por un lado estaban los —"Exploradores" , liderados por Lía, y por el otro, los —"Inventores" , capitaneados por Santi. Cada uno se creía el mejor y la convivencia estaba tensa. La maestra Sol, preocupada, decidió que era momento de actuar.

"¡Chicos, hoy es el Gran Día de la Convivencia!", anunció la maestra con una sonrisa.

Lía y Santi se miraron con desconfianza. ¿Qué iba a pasar en este gran día?"Vamos a hacer un juego en equipos que requiere que trabajen juntos para resolver un misterio", explicó Sol. Los niños se miraron, preocupados. ¿Cómo podían trabajar en equipo con los que consideraban sus rivales?

PRIMERA PRUEBA:

La maestra los dividió en equipos mixtos, uniendo a Exploradores e Inventores. Tenían que encontrar pistas escondidas por el patio de la escuela. La primera pista era un acertijo:

"Para encontrar el tesoro, no mires entre hojas, busca debajo del árbol, donde nadie se antoja".

"¡Ese es el árbol grande del patio!", gritó Santi entusiasmado.

"No tan rápido, tenés que compartir ideas, ¡que somos un equipo!", respondió Lía.

Con un poco de reticencia, pero con el espíritu encendido, comenzaron a pensar juntos, y después de un rato de discusión, llegaron al árbol. Ahí encontraron la primera pista que llevaba a una nueva en la biblioteca.

SEGUNDA PRUEBA:

La biblioteca estaba llena de libros bajo una alfombra de papeles. La maestra Sol les mostró que allí hallarían otra pista, pero antes tenían que recolectar libros para donarlos a una escuela que los necesitaba.

"Chicos, nunca lo habíamos hecho juntos. ¿Qué hacemos ahora?", preguntó Lía.

"Claro, ¡es mejor que tirarnos cosas!", rió Santi.

Los niños se pusieron a buscar libros y, de a poco, se dieron cuenta de lo divertido que era trabajar juntos, compartir ideas y encontrar soluciones. Hicieron un gran montón de libros donados, sintiéndose orgullosos por ayudar.

TERCERA PRUEBA:

Finalmente, la última pista los llevó a la azotea, donde encontraron una caja misteriosa.

"Esto no parece muy divertido...", observó Santi, desilusionado.

"¡Esperen! Tal vez esto nos unirá más!", sugerió Lía.

Abrieron la caja para descubrir una hoja que decía: "La verdadera amistad construye puentes, nunca muros". Todos se rieron y sintieron que habían superado sus diferencias.

"No tiene sentido seguir compitiendo, ¡podemos aprender mucho el uno del otro!", dijo Santi.

"¡Sí, y podemos tener más aventuras juntos!", añadió Lía.

Finalmente, la maestra Sol les propuso un trato: cada viernes, tendrían una hora para hacer actividades en conjunto en la que tendrían que resolver un nuevo desafío.

Los niños se despidieron satisfechos y con muchas ganas de empezar la próxima semana. Se dieron cuenta de que las diferencias no eran un obstáculo, sino oportunidades para crecer juntos. Desde entonces, la clase no solo se unió, sino que se convirtió en un lugar donde todos se sentían valorados y respetados.

Y así, los peques aprendieron que un buen ambiente de convivencia escolar no está solo en las palabras, sino en la acción y en el respeto por los demás.

"¡Hasta el próximo viernes!", se despidieron, sonriendo.

"¡Que sea otro Gran Día de la Convivencia!", exclamaron al unísono.

Y así, los Exploradores y los Inventores encontraron la forma de unir fuerzas, compartiendo sus aventuras y disfrutando de la amistad, fortaleciendo la convivencia de su escuela. Cada uno tenía su propio talento y aprendieron que juntos podían lograr cualquier cosa.

Cada viernes, se veían más risas, más aprendizajes y una escuela con más amor. Así comenzaron una nueva etapa en la Primaria 3, donde cada día era un nuevo capítulo en historia de amistad y colaboración.

FIN.

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