El gran día de la independencia


Había una vez, en un lejano país llamado Argentina, un grupo de amigos muy especiales que vivían en un hermoso pueblo.

Ellos eran Juancito, Martina, Facundo, Sofía y Lucas, y les encantaba jugar juntos en el parque, correr detrás de las mariposas y escuchar las historias que les contaba la abuelita Clara.

Un día, mientras jugaban, la abuelita Clara se acercó a ellos con una sonrisa luminosa y les dijo: 'Queridos niños, ¿saben por qué el 9 de julio es un día tan importante para nuestro país?' - '¡No, cuéntanos abuelita!', respondieron al unísono.

La abuelita Clara entonces les contó sobre la historia de la independencia de Argentina, les habló sobre los valientes patriotas que lucharon por la libertad y les explicó por qué el 9 de julio es un día de celebración. Los niños escuchaban atentamente, maravillados por la historia que estaban escuchando.

Luego de escuchar la historia, los niños decidieron celebrar el 9 de julio de una manera especial. Juntos, buscaron telas de diferentes colores y se pusieron manos a la obra. Con mucho entusiasmo, crearon banderas argentinas en miniatura y las decoraron con brillantina y purpurina.

También prepararon una mesa con deliciosas empanadas y jugo de naranja para compartir con sus familias. Cuando llegó el gran día de la independencia, los niños se vistieron con sus banderas y corrieron al parque para esperar a sus familias.

Cuando todos estuvieron juntos, desplegaron las coloridas banderas y las agitaron con orgullo. Las risas y la alegría llenaron el parque mientras compartían las empanadas y brindaban por la independencia de su amado país.

Desde ese día, los niños entendieron por qué era tan importante celebrar el 9 de julio y lo recordaron con cariño cada año. Y así, en el pequeño pueblo, la historia de la independencia se mantuvo viva en el corazón de cada niño, recordándoles que la libertad es un regalo valioso que debemos cuidar y celebrar siempre.

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