El gran día de la selva
Había una vez en la exuberante selva, un oso panda llamado Pancho, un león valiente llamado Leopoldo, un loro colorido llamado Lola, un canguro saltarín llamado Carlos, una ardilla traviesa llamada Anita y un ciervo elegante llamado Diego.
Todos vivían en armonía en la espesura de la selva, cada uno con sus propias habilidades y personalidades. Un día, la selva se vio amenazada por la llegada de cazadores furtivos, quienes querían capturar a los animales para venderlos como mascotas.
Los animales estaban asustados y no sabían qué hacer para protegerse. Fue entonces que Pancho, el oso panda, propuso una reunión urgente para encontrar una solución.
-¡Amigos! No podemos permitir que los cazadores nos capturen.
Debemos unirnos y trabajar juntos para detenerlos -dijo Pancho con determinación.
Los demás animales estaban preocupados, pero Leopoldo, el león, levantó la cabeza con orgullo y dijo: -Tienes razón, Pancho. Debemos defender nuestro hogar. Yo protegeré la entrada principal de la selva con mi rugido poderoso.
Lola, el loro, propuso usar su voz fuerte y chillona para alertar a los demás animales en caso de peligro, mientras que Carlos, el canguro, ofreció saltar rápidamente para distraer a los cazadores.
Anita, la ardilla, se ofreció a esconderse entre los árboles y lanzar nueces a los cazadores, y Diego, el ciervo, prometió correr velozmente para confundir a los intrusos. Con un plan en marcha, los animales se prepararon para enfrentar a los cazadores.
Cuando los furtivos entraron en la selva, Leopoldo rugió tan fuerte que los cazadores retrocedieron asustados. En ese momento, Lola comenzó a chillar descontroladamente, alertando a todos los animales. Carlos saltó ágilmente alrededor de los furtivos, mientras Anita lanzaba nueces con precisión, haciéndoles tropezar.
Diego corría por todos lados, confundiendo a los cazadores. Los furtivos se veían abrumados y decidieron huir de la selva. Los animales se abrazaron emocionados, celebrando su victoria.
Desde ese día, los animales de la selva supieron que su unión, valentía y astucia los habían salvado. Ahora, vivían en paz y armonía, seguros en su hogar.
FIN.